Sobre las 5 de la tarde del 16 de enero de 1966, un B-52G que había despegado de Carolina del Norte, en la madrugada de ese día, había sobrevolado ya por Zaragoza, y procedía a repostar en vuelo de un avión nodriza KC-135 en un punto intermedio entre la capital aragonesa y la costa mediterránea. El destino del B-52 estadounidense era una prefijada estación de alerta aerotransportada próxima a la frontera de Turquía (país aliado de los Estados Unidos) con Rusia. Terminada su misión, el B-52, puso rumbo de regreso hacia su base, por la ruta habitual del sudeste de España.

Sobre las 8 de la mañana del lunes, 17 de enero de 1966, en la base aérea de utilización conjunta de Morón de la Frontera, los cuatro tripulantes del avión cisterna KC-135 que prestaba servicio en la base aérea, recibieron la orden de salir al encuentro del B-52G que regresaba de Turquía. A las diez y media de la mañana de aquel 17 de enero de 1966, los dos aviones se encontraron sobre la vertical del río Almanzora, en la posición denominada en las cartas aéreas como "La silla montar". Pero el B-52G hizo su maniobra de aproximación demasiado deprisa, lo que ocasionó que colisionara brutalmente con la nave nodriza a una velocidad de 440 kilómetros por hora, y a 9.000 metros de altura. El fuerte impacto se oyó a decenas de kilómetros de distancia, originando una inmensa bola de fuego naranja que engulló a los dos aviones, y provocó que "lloviese fuego del cielo" en las inmediaciones de la localidad almeriense de Palomares.

De los 11 tripulantes de los dos aviones, cuatro --todos ellos del B-52G-- lograron salvar la vida, eyectando a tiempo sus paracaídas. Otros cinco murieron carbonizados, y dos más se estrellaron contra el suelo al incendiarse sus paracaídas cuando aún estaban a gran altura.

Tres de las bombas de plutonio que transportaba el B-52G se encontraron en el plazo de 24 horas después de ocurrido el accidente, pero todavía quedaba una por localizar. El SAC desplegó --inmediatamente después del accidente, y en colaboración con el Ejército español-- un amplio dispositivo para su búsqueda, así como para la determinación de la extensión de terreno contaminada de plutonio en Palomares, y proceder a su limpieza. Se decidió que la tierra con mayor radiación detectada fuese retirada y transportada a los Estados Unidos; en total 1.750 toneladas de tierra y plantas radiactivas que fueron almacenadas en 4.879 tambores de acero, cada uno con la capacidad de 209 litros, que fueron embarcados en un muelle especialmente construido por la Fuerza de Operaciones 65 de los Estados Unidos. Finalmente, la cuarta bomba (con un peso de 2.270 kilos y 3 metros de longitud) fue rescatada, por la Armada estadounidense a 8 kilómetros de la costa de Palomares, en la mañana del 7 de abril de 1966. Tarea que no fue fácil, pues el artefacto se encontraba a casi 800 metros de profundidad.

Un mes antes --el 8 de marzo--, el embajador de los Estados Unidos en España, Angier Biddle Duke, y el ministro de Información y Turismo de España, Manuel Fraga Iribarne, habían decidido darse un baño ante los principales periódicos y Agencias informativas, para "demostrar" al mundo que las aguas de Palomares no eran radiactivas. Aquella foto dio rápidamente la vuelta al mundo y constituye, aun hoy en día, uno de los grandes iconos de la historia reciente de España ¡Qué baño el de aquel día!.