"Estábamos durmiendo y de golpe se ha oído un gran estruendo. Han entrado a saco. Pensábamos que pasaba algo como lo de París". Quien lo cuenta, todavía con el susto en el cuerpo, es Pedro, una persona sin techo con una manta en la mano. Pero no eran terroristas, era la policía, que a las seis de la madrugada de ayer había desplegado a 600 agentes para desalojar el Jonnhy, el que fuera uno de los templos de la progresía musical madrileña y que ahora era tan solo un enorme caserón abandonado en el que se alojaban las 310 personas expulsadas por la policía.

El Colegio Mayor San Juan Evangelista de la Universidad Complutense de Madrid cerró sus puertas en julio del año pasado. Unicaja, la empresa que tenía la concesión de la gestión por 25 años, renunció harta de las pérdidas que le comportaba. Cerró por las bravas la admisión de nuevos estudiantes y entregó las llaves a la universidad, que se negó a recibirlas. A los pocos meses fue okupado por un reducido grupo de antisistema que con el tiempo fueron quedando en minoría.

El edificio dispone de más de 400 habitaciones que fueron aprovechadas por inmigrantes irregulares, sin techo y delincuentes de baja intensidad.

En los últimos tiempos habían proliferado las peleas y los enfrentamientos. "Había fiestas cada noche en la última planta y la gente se drogaba. Las reyertas en la calle eran muy frecuentes", contaba un estudiante alojado en un colegio mayor que sigue abierto. Las denuncias de los estudiantes como él llevaron a la Complutense a pedir el desalojo, que la policía ejecutó sin incidentes. Nadie se resistió, aunque tuvieron que reventar numerosas puertas.

Los agentes llegaron con 50 furgones y tomaron el edificio planta por planta, de arriba abajo. 84 de los ocupantes fueron detenidos. 80 por su situación irregular en España, la gran mayoría subsaharianos y muchos de ellos con orden de expulsión en vigor. Los cuatro restantes tenían órdenes de búsqueda por diferentes delitos contra la propiedad.

Auditorio épico

El auditorio del colegio mayor, conocido como el Johnny, había albergado conciertos míticos cuando Franco aún estaba vivo. Luego pasaron por él figuras como Paco de Lucía, Tete Montoliu o Diana Krall. Camarón de la Isla dio allí su último concierto y Tomatito echó el telón. Durante mucho tiempo albergó el Club de Jazz que fue toda una referencia mundial.

Del glamur del espacio no queda ni rastro. Los okupas se llevaron todos los muebles, ordenadores, televisiones, mesas y elementos metálicos de cobre. Ni camas quedan. El auditorio es una pestilente sala llena de excrementos de perro. Cinco personas vivían incluso en un habitáculo que se habían montado en una piscina que en su día fue muy frecuentada por los universitarios.

La policía requisó 10 bicicletas del servicio público municipal BiciMad, 128 gramos de cocaína, pequeñas cantidades de hachís, una planta de marihuana, sustancias alucinógenas, una carabina y 25 perros, muchos de ellos de razas peligrosas de los que participan en peleas ilegales organizadas.

Entre los desalojados había una familia con un bebé, un menor en desamparo fugado de un centro de menores y enfermo de asma que sufrió una crisis durante la operación policial. Muchos se quedaron sin sus pocos enseres. "No nos han dejado coger nada", se lamentaba Pedro, apretando la manta. La única de sus pocas posesiones que había logrado llevarse.