Una manada de 12 bisontes europeos vive en semilibertad en una reserva vallada de unas 20 hectáreas en el municipio de San Cebrián de Mudá (Palencia), cerca de Aguilar de Campoo, un hermoso territorio dominado por los robles que desde hace décadas está muy afectado por la despoblación rural. "Son unos animales muy tímidos y tranquilos, totémicos en nuestro territorio", explica orgulloso Jesús González, responsable del proyecto y alcalde de la localidad.

Los bisontes, que en el Cantábrico se extinguieron hace unos diez milenios, forman parte de un programa municipal de ecoturismo y de recuperación ambiental que se puso en marcha en el año 2010 con la llegada de los seis primeros ejemplares desde Polonia. "Aspiramos a tener unos 50", avanza González. En el año 2014 nació la primera cría dentro de un programa similar que se desarrolla en el concejo asturiano de Teverga. Y el año pasado se registraron los primeros nacimientos en Boñar (León) y en Malpartida de Plasencia (Cáceres).

Entre los emplazamientos españoles se cuentan zoos o similares (Barcelona, Cabárceno, Santillana del Mar, Jerez de la Frontera y Estepona) y diversos proyectos en semilibertad como San Cebrián de Mudá (Palencia), Lacuniacha (Piedrafita de Jaca, Huesca), Boñar (León), Valdeserrillas (Valencia), Malpartida de Plasencia (Cáceres), Paleolítico Vivo (Burgos) y Teverga y Les Folgueres (Asturias). Hay también un ejemplar solitario en el Hotel El Jou, en Guardiola de Berguedà, y dos en la reserva natural de Urdaibai, cerca de Zarautz (Guipúzcoa).

LA EXTINCIÓN EN LIBERTAD

El bisonte europeo ('Bison bonasus'), ligeramente más pequeño que su pariente americano ('Bison bison'), pobló antaño el vasto territorio comprendido entre los montes Urales, la península Ibérica e Irán, pero sus poblaciones acabaron reducidas a la mínima expresión debido a la pérdida de hábitats y la caza. Tras la muerte del último bisonte del bosque de Bialowieza (Polonia), en 1919, y el último del Cáucaso, en 1927, la especie fue declarada extinta en libertad. Parecía que seguiría los pasos del uro, pero no fue así.

La resurrección del bisonte europeo -ahora quedan unos 6.000- ha sido posible gracias a un esfuerzo conservacionista y científico que se inició en Polonia en 1923 a partir de los escasos bisontes que aún sobrevivían en zoos. A partir de aquellos ejemplares -los animales válidos para el proyecto fueron finalmente 12- se inició un proceso de cría y liberación que permitió el regreso del bisonte primero a Bialowieza, una majestuosa reserva repartida actualmente por territorio polaco y bielorruso, y con posterioridad a otros países europeos como Rusia, Lituania, Eslovaquia, Rumanía, Moldavia Ucrania, Alemania y, más recientemente, Francia y España. Muchos de ellos viven en total libertad en parques naturales.

"Actualmente hay en España 96 bisontes repartidos por una decena de proyectos", enumera Fernando Morán, director del Centro de Conservación del Bisonte en España, la entidad que aglutina a zoos, reservas y espacios de todo tipo que tienen ejemplares. Como todos los bisontes actuales proceden del grupo inicial de 12 animales, es necesario mantener un detallado árbol genealógico y favorecer el intercambio entre reservas para evitar problemas graves de consanguinidad, explica Morán. "Todos los ejemplares europeos están identificados y tienen nombre", resume.

ECOTURISMO

Los bisontes en libertad son animales muy vistosos que en Europa están alentando un turismo de naturaleza. "Al ser un animal diurno que pasa gran parte del día pastando, es relativamente fácil de ver. Además, observar dos machos peleando en celo es algo espectacular", destaca el director del Centro de Conservación del Bisonte en España. «El bisonte genera empleo sostenible de calidad", insiste

Al margen del interés turístico, Morán y González consideran que el bisonte puede cubrir en la montaña un nicho ecológico muy importante: "Es un animal generalista, mejor que el ganado", dice el primero. "Comen diariamente unos 30 kilos de materia vegetal, desde matorral a ramas, por lo que pueden funcionar muy bien para gestionar los bosques y evitar los incendios", añade el alcalde palentino. Son además poco exigentes y muy resistentes, como demuestra el hecho de que sobreviven a los duros inviernos en Rusia.

Son también animales inofensivos: "Tiene un comportamiento similar al corzo -insiste Morán-. Pese a su gran tamaño, es un animal esquivo. Lo único que necesita es espacio. En Europa no se ha documentado ningún ataque", comenta. Además, si fuera necesario, bastaría un simple pastor eléctrico para evitar que se saliera de una zona delimitada. "Lo pueden romper otros animales, pero un bisonte no lo hace". En Polonia, donde se conservan las mejores poblaciones, los animales están en el interior de parques naturales sin ningún tipo de limitación del territorio, como si fueran ciervos u osos. "Nosotros los tenemos en una parcela porque legalmente es considerado un animal alóctono", justifica Jesús González, de San Cebrián.

CARNE APRECIADA

El bisonte es un animal de fácil manejo que, en caso de contar con un ecosistema adecuado, cría de forma regular. "Normalmente las hembras tienen dos crías cada tres años -prosigue Morán-. De hecho, si todo va bien, en un futuro habría que buscar alguna manera para frenar las poblaciones". No hay depredadores naturales. En su opinión, una alternativa sería retirar los machos no reproductores, los mayores de 15 años. "Su carne es buenísima. Parecida a la de ternera, pero mejor", destaca. "No tiene ni grasa ni colesterol", añade González.

Según Morán, España cuenta con territorios muy interesantes para acoger bisontes. El director del Centro de Conservación en España presentará el próximo julio una candidatura al programa europeo Life. "Tenemos decididas 10 localizaciones en España de al menos 1.000 hectáreas que en total podrían acoger unos 300 ejemplares. Tres de ellas están en Cataluña", concluye Morán. "Esto es un camino que se hace andando. Hace unos años nadie quería hacer nada, y ¡mira ahora!".