La ambulancia estuvo parada durante 14 minutos en la esquina de la avenida Josep Tarradellas con la calle Viladomat, en Barcelona. Eran las dos de la madrugada del 21 de agosto del 2015. Dos técnicos sanitarios se han sentado este martes en el banquillo de los acusados por lo que pudo pasar dentro del vehículo durante ese tiempo. Una mujer que se había desmayado les acusa de haber abusado de ella. “No recuerdo su cara, solo sus voces”, ha declarado. Antonio R. y Roberto O. lo han negado. El fiscal reclama para ellos siete años de prisión y libertad vigilada por dos años más para cada uno.

La fiscala ha admitido en el juicio celebrado en la Audiencia de Barcelona que la prueba de cargo contra los dos sanitarios era la declaración de la víctima. No existen otros datos objetivos que incriminen a dos acusados que, por su parte, han rechazado haber abusado sexualmente de la mujer. El análisis del GPS de la ambulancia lo único que ha desvelado es que estuvo parada durante 14 minutos. ¿Qué pasó dentro? Los jueces tienen ahora la palabra.

La mujer, Carmen, se había desmayado entre Josep Tarradellas y la calle Numancia. Los mossos que la atendieron en un primer momento llamaron a una ambulancia. El desvanecimiento se pudo producir por la mezcla de la medicación que la víctima tomaba y la ingesta de alcohol. Cuando llegó el vehículo, los dos sanitarios, uno de ellos conductor, la reanimaron. A tener la tensión baja, quisieron trasladarla al Hospital del Sagrar Cor. Pero nunca llegaron. A partir de ahí, las versiones de unos y otros son diferentes.

Versiones contrapuestas

Los acusados han declarado que asistieron a la paciente y que esta, tras recuperar la conciencia, les comentó que no quería ir a un hospital. Antonio R. , uno de los imputados, ha explicado que intentó convencerla, pero que, al negarse, llamó a sus jefes y estos le indicaron que antes la mujer debía firmar el alta voluntaria. Por eso se pararon en la esquina. Tras ello, según su versión, la acompañaron a su domicilio, sin abusar de ella. La mujer no tenía ninguna lesión en la vagina. Sí roces en las piernas.

Nerviosa y alterada, Carmen ha relatado al tribunal que quedó con un amigo. Estuvieron juntos hasta la noche. En principio, iba a dormir en la vivienda de esa persona, pero, al final, no lo hizo y se fue. En la calle, se desmayó. “Perdí el conocimiento. Me desperté cuando estaba tumbada en la camilla de la ambulancia con un pene en la boca y otro en la vagina. No recuerdo sus caras, pero si sus voces”, ha explicado. “Ellos me decían que no pasaba nada. Les dije: sí que pasa, me estáis violando. Pedía que me dejaran marchar”, ha explicado. La mujer ha aclarado que tuvo que firmar el alta para poder salir de la ambulancia. “Salí de estampida, sin mirar atrás”, ha rememorado.