El Juzgado de Instrucción número 30 de Barcelona investiga a los tres hombres detenidos el pasado domingo por la violación de una menor de edad en Barcelona. La agresión sexual que sufrió la adolescente de 16 años tuvo lugar de madrugada, en el interior de una furgoneta blanca estacionada en un aparcamiento exterior del barrio de La Clota, en el distrito de Horta-Guinardó.

El juez, tras interrogar a los tres arrestados el martes, decretó prisión provisional sin fianza para dos de ellos y dejó en libertad al tercero. La causa sigue adelante y, según fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), el próximo paso será «determinar» qué delitos imputa a cada uno de ellos.

Según fuentes policiales consultadas por este diario, víctima y agresores se conocían y el sábado por la noche salieron juntos de fiesta. Al parecer, bebieron en exceso y la agresión sexual tuvo lugar cuando se encontraban bajo los efectos del alcohol. El papel de uno de los tres implicados sigue sin estar del todo claro. Según él detalló en su aviso al 112, llamó para pedir asistencia médica para la chica porque acababa de ver que estaba «semidesnuda» y «semiinconsciente» en la furgoneta de unos conocidos. Este individuo sería también el que ha quedado en libertad.

Cuando los Mossos d’Esquadra y los equipos del Sistema de Emergencias Médicas (SEM) acudieron a la llamada de auxilio, encontraron a la adolescente herida y una presencia alarmante de sangre en el interior de la furgoneta. Los técnicos del SEM fueron quienes avisaron de que la menor presentaba signos compatibles con una violación. Fue trasladada de urgencia al Hospital Sant Joan de Déu. La joven, sin embargo, ha declarado que no recuerda nada de lo que sucedió aquella noche, según fuentes policiales. La ausencia de un relato por parte de la víctima que denuncie la agresión sexual complica el avance judicial de la causa, aunque no lo detiene. Al tratarse de una menor, la fiscalía, si aprecia indicios de que se cometió una agresión sexual -sobre este aspecto el examen forense resultará decisivo- podría seguir con la acusación incluso en el supuesto -algo que no ha sucedido- de que la víctima optara por no denunciar los hechos.

Los Mossos han detectado en los últimos años un repunte de mujeres muy jóvenes que los domingos por la mañana acuden a las comisarías asegurando que han sido agredidas sexualmente. Según el balance delincuencial del 2016 (el del 2017 aún no está desglosado y solo existe la cifra global de 585 agresiones sexuales denunciadas), el 55% de estos delitos ocurren en verano, el 37% en fin de semana y el 31% en franja nocturna.

El perfil más común del agresor es un hombre de entre 24 y 34 años. El de la víctima, una mujer de entre 18 y 23 años. A menudo agresor y víctima se han conocido en la discoteca. Se marchan para intimar y, en algún momento, ella pide que se detenga y él no lo hace y termina agrediéndola sexualmente. El problema central de estas agresiones es que el hombre no respeta el «no» de la mujer.

El caso de esta menor de Horta no encaja del todo en este perfil, dado que ella no conoció a los agresores esa noche. El resto de circunstancias sí coincide con el tipo de delitos que están en auge. En estos, subrayan fuentes jurídicas, con independencia de en qué instante de la relación la víctima cambia de opinión, debe hablarse sin tapujos de delito de agresión sexual.