Siete de cada diez víctimas mortales de tráfico del 2012 se registraron en carreteras convencionales. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, esgrimió ayer este dato para confirmar que esta primavera, cuando se apruebe el nuevo código de circulación, rebajará la velocidad máxima en las vías secundarias, establecida en la actualidad en 100 kilómetros por hora en unas y en 90 en otras. Fernández Díaz ya anunció en junio del año pasado su intención de acometer esta modificación.

Ayer también apuntó que aunque no hay ninguna decisión adoptada sobre una posible subida del límite de velocidad en las autovías y las autopistas, en cualquier caso se fijarán topes variables dependiendo de las características del tramo, de la vía o de las circunstancias meteorológicas, como también adelantó en junio. "No es lo mismo --dijo ayer-- conducir con un sol radiante que con niebla o lluvia, ni hacerlo sobre un asfalto en buen o en mal estado". También consideró que no es razonable que haya un diferencial tan estrecho, de tan solo 20 kilómetros por hora, entre la velocidad máxima permitida en carretera y autopista.

CAMBIO DE POSTURA El plan del ministro contrasta con la postura de su partido, el PP, hace menos de dos años, cuando su entonces portavoz, Esteban González Pons, tachó de "soviética, caótica, esperpéntica y ridícula" la bajada del límite a 110 kilómetros por hora aprobada por el Gobierno del PSOE. "¿Es que Zapatero no tiene nada mejor que hacer? Mañana podría apagar la luz a las 10 de la noche, limitar el consumo de carne u obligarnos a vivir dos familias por casa", dijo González Pons.

Otra medida que el Gobierno central baraja es imponer el uso obligatorio del casco en bicicleta en carretera y en vía urbana y prohibir circular con ellas por las aceras. Quizá, según el ministro, se implante primero en los menores de edad, el colectivo más vulnerable. También se debatirá que la única tasa permitida de alcohol al volante sea de 0,0 %, es decir, ni una sola gota.

A NIVELES DE 1960 La mortalidad en accidentes de tráfico en España se reduce a los niveles de 1960. El año 2012, con 26 millones de conductores y 31 millones de vehículos, murieron 1.304 personas en las carreteras españolas, 180 menos que en el 2011. En 1960, la cifra de muertos fue de 1.300, cuando solo había un millón de coches y el doble de conductores.

Las principales asociaciones de víctimas de accidentes de tráfico celebraron el descenso de fallecidos, aunque pidieron al Gobierno que "extreme las precauciones" en las carreteras convencionales. Ana Novella, presidenta de Stop Accidentes, dio las gracias a los conductores por su "implicación" en evitar accidentes y al Gobierno por continuar su trabajo, del que, según advirtió, "no debe bajar la guardia". Por su parte, el Real Automóvil Club de España, a través de su director de Seguridad Vial, Tomás Santa Cecilia, manifestó que "no se debe generar demasiado optimismo, porque el tema de los accidentes de tráfico sigue estando presente en las carreteras".