El ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, ha admitido que "merece la pena estudiar" la posibilidad de que los docentes españoles deban superar una prueba nacional similar al MIR de Medicina (con su correspondiente periodo de residencia) como requisito para ejercer la profesión en un centro educativo. La propuesta está recogida también "de alguna u otra manera", dijo Méndez de Vigo, en el borrador del Libro blanco de la función docente que el filósofo José Antonio Marina ha elaborado por encargo del ministerio.

También los programas electorales del PSOE y Ciudadanos recogen propuestas en este sentido, algo que el ministro juzgó positivo. Con todo, Méndez de Vigo observó que los socialistas ya realizaron en el 2007 un estudio para analizar la viabilidad de una prueba similar al MIR, que "luego no se llevó a la práctica".

A partir del texto de Marina, el ministro pretende que todos los actores de la comunidad educativa realicen aportaciones y se pueda elaborar un documento final que incluya a todos los sectores.

El borrador del libro blanco de José Antonio Marina plantea un reto de partida que el propio autor define como clave: la formación inicial que reciben los futuros profesores, tanto en los grados universitarios de Magisterio como en el máster para ser profesor de secundaria. La mejora de los estudios universitarios la justifica Marina diciendo que España "necesita convertir la profesión docente en una carrera atractiva". Eso exige, agrega, un estatuto profesional, donde también se incluya al "25% del profesorado que no es funcionario", propone.

También defiende que se ponga en marcha una campaña parecida a las que ya han impulsado otros países para tratar de atraer hacia la Educación "al 30% de los mejores expedientes".

La preparación del libro blanco ha sido también polémica porque ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que las retribuciones de los maestros se establezcan a partir de la asunción de unos objetivos. Finalmente, el borrador no es tan claro sobre este asunto y se limita a plantear que son necesarias medidas para "retener el talento, a través de incentivos materiales, sociales y morales", al tiempo que apuesta por modificaciones en las "condiciones laborales, a través de retribuciones, movilidad, control y despidos". Para todo ello, no obstante, sería necesario fijar, antes, un sistema de evaluación de los profesores, que fuera más allá de los resultados académicos de sus alumnos. Entre otros criterios, Marina propone analizar "su portfolio profesional, la documentación sobre toda su trayectoria académica y profesional, su itinerario profesional, los cursos a que ha asistido, las actividades que ha hecho".

También sugiere valorar el aprovechamiento pedagógico del alumno ("no se trata de mirar las notas, sino el modo como el estudiante ha progresado", precisa), conocer la opinión del alumno, hacer una observación del profesor en el aula ("el modo cómo da clase, cómo se relaciona con el alumno, el clima del aula", dice) y tener en cuenta la relación que mantiene con los padres de los alumnos.

"Los docentes tienen un papel esencial en la sociedad del aprendizaje en la que hemos entrado", afirma Marina, que advierte cómo la enseñanza formal está perdiendo terreno en el mundo de internet. "¿Cuál debe ser la respuesta de la educación formal a la nueva realidad tecnológica?", se pregunta. La respuesta, indica, pasa por el estímulo de la renovación docente, de la inclusión de nuevas metodologías en las aulas, de didácticas que sepan captar el interés de los estudiantes y les ayuden, a su vez, a mejorar sus competencias. Es fundamental, en este sentido, la formación continuada de los profesores.

El borrador que ha elaborado para el ministerio el filósofo José Antonio Marina, indicó el ministro de Educación, puede ser el primer paso para alcanzar un Pacto Nacional por la Educación, que distintos partidos políticos quieren promover la próxima legislatura. Según Méndez de Vigo, a la hora de la verdad "no hay tantas diferencias" entre los partidos, aunque luego sí que puede haber "mucho postureo" y cierta sobreactuación política.

El ministro citó, como ejemplo, la polémica de las evaluaciones externas de final de etapa contempladas en la ley orgánica para la mejora de la calidad educativa (LOMCE), que son "uno de los principales caballos de batalla" en la confrontación partidista sobre la ley.

"Creo que coincidimos casi todos" en su necesidad, ha dicho, "aunque desde luego después podemos discutir sobre el cómo y la mejor manera de llevarlas a cabo", y "yo estoy dispuesto a ello", ha concluido, en su intervención en un desayuno organizado por el diario El Economista. Según destacó el ministro de Educación, lo prioritario "es poner al docente en el centro del sistema".