La monja japonesa Kosaka Kumiko (42 años) tenía como misión cuidar a niños hipoacúsicos (sordos) que se quedaban a dormir en el albergue del instituto religioso Antonio Próvolo en Mendoza, Argentina. Sin embargo, varias denuncias han destapado un suceso que tiene conmocionada a Argentina: la monja era la encargada supuestamente de identificar a los niños más vulnerables y encubrir los abusos sexuales y violaciones que practicaban a los menores sus superiores.

La monja se entregó esta semana después de estar 33 días desaparecida, fue detenida e ingresó en un penal para mujeres. Lo hizo aún vestida con su hábito y defendiendo que es inocente. Está involucrada en una causa que acusan a la red de 27 abusos sexuales, maltrato y corrupción de menores. Se le imputa «omisión del delito de abuso sexual con acceso carnal, en concurso ideal, con abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por ser el autor encargado de la guarda, y por ser cometido contra un menor de 18 años de edad aprovechando la situación de convivencia con el mismo». Los abusos habrían sido perpetrados en el instituto Próvolo, especializado en niños que sufren hipoacusia, un tipo de sordera que puede afectar a uno o ambos oídos.

Tres casos

El abogado defensor de las víctimas, Sergio Salinas, de la oenegé Xumek, explicó al diario Clarín los tres casos por los que quedó imputada la monja: «La denuncia de una joven de 17 años, que asistía al instituto y declaró que fue abusada cuando tenía 5 años y que Kumiko le colocó un pañal para detener la hemorragia que le había generado el vejamen. El caso de otra víctima que contó que la monja la mandaba a la habitación del cura Horacio Corbacho (también detenido) y termina siendo abusada. Y, testimonios que dicen que la religiosa participó en tocamientos a nenas, les pide que se toquen entre ellas y ve pornografía junto al celador Jorge Bordón (otro detenido) en un televisor».

Está también acusada de maltratar y golpear a los alumnos sordos que asistían al instituto, de obligarlos a comer hasta vomitar en su propio plato y de ser la encargada de identificar a los menores más sumisos que luego serían abusados, según el diario argentino. Además de la monja, hay cinco hombres detenidos: dos curas y tres empleados (el celador, el monagillo y el jardinero). De los sacerdotes, el de mayor poder en la institución es el italiano Nicolás Corradi (82), también denunciado por abuso sexual a niños en 1984, en Verona, Italia. El otro cura detenido es Horacio Corbacho (56), primer sacerdote egresado de La Compañía de las Hermanas de María, una orden religiosa para hipoacúsicos con sede en La Plata, al que pertenece este colegio.

«Soy inocente. No sabía de los abusos. Soy una persona buena que he entregado mi vida a Dios», declaró la monja ante el fiscal del caso, Gustavo Stroppiana, quien ordenó que la acusada permanezca en un centro carcelario para mujeres de la periferia de laciudad de Mendoza.