Meth, cristal, meta, hielo o tiza, la metanfetamina tiene muchos nombres, varias maneras de consumirla y un sólo final: la destrucción personal del drogadicto. Los Mossos d'Esquadra se han incautado de 131 kilos de este poderoso psicoestimulante, una cantidad astronómica, el mayor alijo descubierto nunca en toda Europa. Cuesta investigar el tráfico de esta sustancia manufacturada en laboratorio y que pese a ser la segunda droga más consumida en el mundo, tras el hachís, según los datos de la ONU del 2013, en España tiene un adicto muy restringido todavía. El alijo se descubrió en una nave de l'Hospitalet de Llobregat alquilada por un cartel mexicano que se había trasladado a España a controlar de cerca el largo viaje que la droga debía de hacer desde que partió de los laboratorios de Jalisco hasta Australia, el punto final. La mercancía viajaba oculta en latas de piña en almibar. Un error de la organización provocó que cuatro de las 18.000 latas de piña llegaran a un empresario barcelonés durante una reunión para examinar la mercancía y decidir si compraba esa marca de fruta para su establecimiento. El cartel había creado una infraestructura real de distribución de fruta para dar apariencia legal a un negocio que solo pretendía llenar los mercados de ese polvo blanco tan destructivo.

El inspector jefe del área central de Crimen Organizado de la División de Investigación Criminal de los Mossos d'Esqadra, Antoni Rodríguez, desmenuzó este mediodía en una interesante comparecencia el modus operandi de compleja organización que había conseguido pasar desapercibida en el complejo mundo del tráfico internacional de mercancias. En muchas ocasiones estas investigaciones salen bien gracias a un chivatazo, otras, por el riguroso análisis de la documentación que realiza la Agencia de Vigilancia Aduanera en los puertos, especiamente en las denominadas rutas calientes, esta vez la suerte vino de la mano de un fallo de uno de los detenidos. A pesar de que las latas con droga estaban marcadas para diferenciarlas del resto con piña en su interior, esas cuatro latas llegaron al despacho del comercial. Aquí entraron los mossos que con mucha habilidad lograron que los traficantes no supieran que habían sido descubiertos para llevarlos hasta el almacén en L'Hospitalet en el que guardaban el resto de la mercancía.

El valor del material intervenido en el mercado es incalculable. Es una droga con precios muy dispares según el país. Aunque es en Australía donde en estos momentos se paga más por ella, se consume en círculos más abiertos que únicamente las fiestas restringidas, y donde los mossos sospechan que iban destinados los 131 kilos de este polvo blanco tan dañino.