El sociólogo Zygmunt Bauman (1925-2017) murió ayer en su domicilio de Leeds a los 91 años. Su teoría de la modernidad líquida, desarrollada durante los últimos 20 años, definió el actual momento histórico como una era de cambio y movimiento constante en la que el hombre está huérfano de referencias consistentes y busca identidades a las que aferrarse. Otra línea de pensamiento de Bauman destaca las consecuencias de la globalización en forma de aumento de las desigualdades, formación de una clase relegada caracterizada por la precariedad, migraciones, desempleo e intentos de fijar identidades colectivas.

Desde mediados de los 80 dedicó sus esfuerzos a la definición de la modernidad en Europa. Según Bauman, la modernidad implicó el intento de suprimir las inseguridades e incertidumbres del individuo a cambio de una cierta renuncia a la libertad y la imposición de normas y categorías ante las cuales se rebelaban los colectivos «extraños».

POSMODERNIDAD HEDONISTA

Durante los años 90, Bauman dejó atrás como objeto de estudio esa fase de la civilización europea (que calificó como «sólida») para centrarse en la posmodernidad, que caracterizaba como un periodo en el que el valor dominante era la libertad individual en una sociedad hedonista de consumidores. En el cambio de siglo afinó este análisis, diferenciando la «modernidad sólida» de la «líquida», un concepto al que sacó punta en varias obras.

Miembro de una familia judía sin recursos, Bauman huyó de los nazis a la URSS con 14 años. A los 19 se sumó al Ejército Popular de Polonia, subordinado al Ejército soviético. De 1945 a 1953 formó parte de Seguridad Interior, destinado a reprimir el nacionalismo ucraniano y a los fieles al Gobierno polaco exiliado en Londres.

El sociólogo acabó rompiendo su carnet de miembro del partido comunista en el marco de las purgas antisemitas desencadenadas por el régimen en 1968. Ese año se vio obligado a emigrar a Israel pero, tras pasar también por universidades de EEUU y Canadá, ya en 1971 fijó su residencia en Leeds (Inglaterra), en cuya universidad fue profesor de Sociología durante casi dos décadas.

En el año 2010 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades junto al sociólogo francés Alain Touraine.