Las tragedias no descansan en Italia. Ayer un autobús que transportaba a maestros y estudiantes húngaros sufrió un dramático accidente en la autopista A-4, en las cercanías de la ciudad de Verona, en la norteña región de Véneto. El siniestro dejó al menos 16 personas muertas y unas 30 heridas, algunas de gravedad y al menos una en estado de coma, según el último balance. Además de dos conductores, los integrantes del vehículo eran jóvenes de entre 14 y 18 años, sus profesores y familiares, y se encontraban de regreso de unas vacaciones.

El siniestro se produjo en la noche entre el viernes y el sábado, al chocar el vehículo contra un poste, tras lo cual se prendió fuego. Esto provocó que parte de los integrantes de la expedición se quedaran atrapados en el interior del vehículo, mientras que otros ya estaban fuera porque habían sido expulsados con violencia después del choque. El daño provocado fue tan considerable que el autobús quedó completamente destruido y ennegrecido por las llamas.

DURAS ESCENAS

Los testigos del accidente relataron escenas duras antes de que los servicios de emergencia llegaran al lugar. «Vi a gente que murió delante de mis ojos, quemados vivos por el fuego. Fueron imágenes terribles que nunca podré olvidar», relató uno de los supervivientes. Él, como la decena que resultó ilesa, se encontraba en evidente estado de shock emocional, tras haber asistido en directo a la muerte de muchos de sus compañeros.

Y, sin embargo, la tragedia podría haber acabado aún peor sin la intervención de un profesor que iba en el vehículo, según contó el cónsul húngaro en Milán, Judit Timaffy. «Muchos de los chicos fueron salvados por un profesor de Educación Física que volvió a entrar en el vehículo, cuando ya estaba en llamas», contó. «Ahora tiene profundas quemaduras en la espalda», agregó Timaffy, al añadir que los jóvenes son estudiantes de un colegio de Budapest.

Otro joven, que murió, también habría contribuido, al romper el vidrio de una ventana que permitió la salida de los demás. Los heridos más graves fueron trasladados a los hospitales de Borgo Trento y Borgo Roma, ambos en la localidad de Verona, mientras que los más leves están en la clínica de San Bonifacio, en la misma ciudad.

El autobús, que los medios italianos informaron que provenía de Francia y se dirigía a Hungría, se accidentó por «causas aún desconocidas» hasta el momento. Los investigadores han abierto diligencias por un posible caso de homicidio múltiple involuntario. «Tenemos que determinar por qué ocurrió», dijo la fiscal de Verona, Angela Barbaglio.

«NO FRENÓ»

No obstante, según una primera reconstrucción, en el suelo no se han visto indicios de que, antes de la colisión, el conductor hubiera frenado. «El vehículo circulaba a una velocidad constante y no frenó», puntualizó Girolamo Lacquaniti, el jefe de la policía de tráfico de Verona. El chófer de otro camión que vio el autobús —30 kilómetros antes de la colisión— relató que intentó «hacer señas» pues una de las ruedas del vehículo se veía en mal estado. Además de ello, el accidente ocurrió en una zona donde suele haber niebla en esta época del año.

Llevará unos días recopilar e inspeccionar toda la información, en particular los vídeos de las cámaras de seguridad de la autopista que registraron el accidente y el material que ha adquirido la policía científica. Una preocupación más inmediata de las autoridades, en cambio, ha sido la de identificar a los ya fallecidos. De hecho, a causa de la descomposición de los cadáveres, algunos completamente calcinados, dicha tarea se adelanta «complicadísima», en opinión de los investigadores.

LLANTO DEL MINISTRO

Ante esta situación, el ministro de Exteriores de Hungría, Peter Szijjarto, precisó que están en «permanente contacto con las autoridades italianas». «Eran niños. Esto es lo más difícil», agregó Szijjarto, quien no aguantó las lágrimas durante la conferencia de prensa que ofreció en Budapest sobre el accidente. Según medios rusos, Moscú ha propuesto brindar «cualquier tipo de ayuda» a «sus socios» de Hungría, si lo solicitaran.