Ocho días después de su muerte, la Fiscalía desveló ayer que una sobredosis de barbitúricos fue la causa del fallecimiento de la francesa Chantal Sébire, que pidió sin éxito a las autoridades la eutanasia por sufrir un tumor incurable en el rostro. El informe difundido ayer por el fiscal de Dijon, Jean-Pierre Alacchi, descarta por tanto la muerte natural. El caso ha levantado un debate en la prensa y la opinión pública francesas en relación al derecho a la eutanasia y la necesidad de revisar la actual legislación en el país.

"Los análisis realizados demuestran la presencia en la sangre de una concentración tóxica de un barbitúrico, el Pentobarbital, un producto de uso veterinario", afirmó Alacchi, quien descartó que Sébire pudiese haberlo recibido por receta o comprado en una farmacia.

DETALLES SIN ACLARAR La maestra de 52 años ingirió una dosis tres veces superior a la mínima considerada mortal. En los análisis toxicológicos también se ha detectado paracetamol y otro tranquilizante, Lexomil, eso sí, en dosis terapéuticas. Ahora, queda por aclarar si Chantal Sébire recibió ayuda en su suicidio, ya que podría tener repercusión penales si se confirma que otra persona le suministró el barbitúrico e incluso colaboró en su toma, algo rechazado por su abogado, Gilles Antonowicz.

La fallecida terminó con su vida el pasado 19 de marzo en su domicilio, dos días después de que la justicia rechazase su petición de eutanasia. Chantal Sébire alegaba el sufrimiento de un esthesioneurblastoma, un raro e incurable tumor que le desfiguraba el rostro y le causaba intensos dolores.

El caso puntual de Sébire se ha convertido en el argumento para un importante sector de la sociedad francesa defensor de un cambio de legislación que abra la puerta a la eutanasia activa. Actualmente, la normativa relativa a cuidados paliativos, que data del año 2005, solo contempla el coma inducido.