Una mujer tetrapléjica ha conseguido pilotar un simulador de caza de combate. El hito científico es el resultado de una investigación auspiciada por la agencia militar de EEUU Darpa -Defense Advanced Researg Projects Agency-, que en el 2012 implantó dos electrodos en el cerebro de Jan Scheuemann, una mujer de 55 años, madre de dos hijos, y cuyo cuerpo permanece en parálisis tras una enfermedad genética. Según Arati Prabhakar, directora de este proyecto, ambos electrodos "del tamaño de un guisante" se implantaron "muy bien" en la parte izquierda de la corteza motora del cerebro. Ese mismo año, Scheueman ya era capaz de controlar un brazo robótico.

El programa de investigación se amplió tras una sorprendente petición de Jan; quería probar un simulador de vuelo de un F-35 Joint Strike Fighter, el caza de combate más moderno y caro del Pentágono. "En lugar de pensar en controlar el avión con un joystick, que es lo que los pilotos tratan de hacer cuando utilizan el simulador, Jan simplemente pasó a pensar en controlar los movimientos del avión. Ella nunca ha volado, no ha sido piloto en la vida real, así que controla los mandos del caza directamente con sus señales nerviosas", describe la directora de Darpa.

El desarrollo de las tecnologías asociadas a la transmisión de contenidos psíquicos avanza de manera decidida. De ser curiosidad de feria, el asunto pasa a retos de mayor enjundia en aplicaciones clínicas de alto nivel. El éxito de Jan fue presentado esta semana en el marco de una conferencia titulada 'El futuro de la guerra', informa The Washington Times. Este sistema podría utilizarse para dirigir drones o robots con fines militares, pero muchos esperan que las aplicaciones vayan más allá de la espeluznante posibilidad de dirigir máquinas de guerra con la mente.

Una aplicación similar fue vista en el recinto ferial de Montjuïc de Barcelona estas pasadas navidades. Cientos de personas pudieron experimentar el sorprendente Audi Mind Race, un innovador circuito electrónico de modelismo, de 9 x 5 m. y con un trazado de ocho pistas, que permite conducir réplicas de coches a escala (1:24) con la energía generada por el cerebro. Un sensor colocado en la cabeza del participante recoge la información que genera la actividad eléctrica y el 'software' la transforma en energía necesaria para mover los coches. A mayor concentración, mayor velocidad. De la feria, al desarrollo de posibilidades todavía por descubrir.