«Estoy huida, pero no siento que esté haciendo nada fuera de la ley. Pues la ley es lo que se ha saltado a la torera desde la primera jueza». Juana Rivas reapareció ayer vía misiva para agradecer las muestras de apoyo recibidas en su lucha para no devolver a sus dos niños a un padre maltratador y justificar su desaparición: «No es un desafío, sino la única forma que he encontrado a mi alcance como madre para proteger las joyas más preciadas de mi vida». Esta madre de Maracena (Granada) quiso recordar que «aquí lo importante son mis hijos, que están en peligro por errores judiciales», por lo que reclamó a los jueces que «encaminen este proceso hacia la cordura» y que se pongan en su lugar. El Tribunal Constitucional es ya la única esperanza que le queda, y tiene previsto analizar su recurso de amparo esta misma semana.

MOVILIZACIONES

La carta de Rivas fue leída en una concentración de Granada por una amiga que explicó que el texto le llegó por terceras personas, dado que la mujer se encuentra en paradero desconocido desde el pasado 26 de julio, fecha en la que debía devolver a los niños. Por este motivo la Policía tiene orden de buscarla para presentarla ante el juez y declare por la denuncia de su expareja, Francesco Arcuri, ante una supuesta sustracción de los menores.

Junto a Granada, en otras 15 ciudades españolas como Barcelona, Lanzarote, Málaga, Pamplona, Valencia o Sevilla, decenas de personas se solidarizaron con Juana portando carteles con los lemas Juana está conmigo y, sobre todo, Un maltratador no es un buen padre. Las plataformas convocantes quisieron poner el foco en que el de Rivas es un caso de violencia de género porque Arcuri fue condenado en el 2009 a tres meses de prisión por lesiones en el ámbito doméstico. Así lo dejó claro la representante del Foro contra la Violencia de Género de Tenerife, Ángela Martín, quien instó a las instituciones a aprovechar esta «oportunidad» para que «el pacto de Estado contra la violencia machista no quede en papel mojado y no se ponga en juego la protección de los menores». En Madrid, asociaciones feministas entregaron un escrito en el Ministerio de Justicia reclamando que «fiscales protejan a los menores de sus padres maltratadores».

Sin embargo, las asociaciones a favor de la custodia compartida criticaron que se trate de «presionar» a la justicia con estas concentraciones. En Granada una decena de manifestantes protagonizaron su particular guerra de pancartas con carteles donde se leía Amor de padre, obligando a la intervención policial.