Vender braguitas usadas, sudadas o manchadas se ha convertido en una manera para muchas de ganar un sobresueldo. Un negocio importado del Japón que en España está ganando adeptos. Las prendas que tienen más éxito en ventas son las que tienen restos de flujo vaginal, sangre menstrual o sudor.

Los compradores de este tipo de prendas suelen ser hombres fetichistas a los que les excita tener ropa interior usada de mujeres para poder fantasear con ellas. El precio de venta va de los 30 euros hasta los 100 en la web Secret Panties, plataforma española creada por Katia Ehlert. En la página, que permite conservar el anonimato, la vendedora se hace unas fotos con la ropa interior puesta y describe que ha hecho con ella.

La web, que cada vez cuenta con más usuarias que se atreven a vender su ropa interior, ya tiene más de 3.000 prendas a la venta desde que abrieron en enero, según ha explicado Katia Ehlert a la Cadena Ser. Para la mayoría de vendedoras, el gusto por las bragas usadas no es más que una oportunidad para ganar un sobresueldo, pero otros lo ven como una diversión..

Ehlert, fundadora de 'Secret Panties', quiere ahora abrir en Japón, la cuna de este tipo de negocio. "Creo que los japoneses les podría interesar comprar bragas de mujeres occidentales, porque ahora mismo sólo tienen al alcance la ropa interior de asiáticas", ha explicado ella misma a la Ser.