El pequeño Pau, de 6 años, no ha podido superar "las complicaciones, lesiones y fallos orgánicos" ocasionados por la difteria y falleció en la madrugada de ayer en la UCI pediátrica del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, donde estaba ingresado desde finales de mayo, cuando se detectó que había contraído la bacteria que causa la dolencia tras pasar unos días de colonias con un grupo de compañeros del colegio Cor de Maria de Olot (Gerona). La noticia ha causado conmoción en su ciudad natal, cuyo alcalde, Josep Maria Corominas, se puso ayer a disposición de la familia.

En una rueda de prensa celebrada en el centro sanitario barcelonés, el consejero catalán de Salud Boi Ruiz hizo un llamamiento a los padres que, como los de Pau, no han vacunado a sus hijos, para que los inmunicen cuanto antes. "Una cosa así no debería pasar nunca más. Que ningún niño de nuestro país tenga una difteria o cualquier otra enfermedad que sea prevenible con una vacuna. Es muy triste que en un país donde nadie tiene ninguna dificultad para acceder a las vacunas se produzca un hecho como este", destacó el responsable, que al igual que el ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, no es partidario de que la vacunación sea obligatoria por ley. Prefieren que se impulsen campañas de concienciación.

"Debe haber una conciencia social de que vacunarse no es solo una cuestión individual, sino una responsabilidad colectiva", recordó Ruiz, en referencia al hecho de que contraer una enfermedad como la difteria implica la posibilidad de contagiarla a otras personas. El consejero lanzó un mensaje de tranquilidad porque la gran mayoría de niños están inmunizados, y porque entre la decena de portadores de la bacteria detectados en Olot (nueve menores y un adulto que habían estado en estrecho contacto con el niño enfermo), ninguno de ellos ha desarrollado la enfermedad dado que están vacunados. "Los únicos que corren riesgo son los que no lo están", dijo.

DADOS DE ALTA Dos de estos portadores asintomáticos han sido dados de alta en los últimos días tras eliminar la bacteria mediante un tratamiento con antibióticos, mientras que los ocho restantes, que siguen medicándose y permanecen recluidos en sus domicilios, tienen una carga bacteriana muy baja. Al llamamiento del ministerio se han sumado numerosos expertos, como la Asociación Española de Pediatría, la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria y la Asociación Española de Vacunología. Diferentes organismo han establecido recientemente como "una mala práctica médica" la promoción de las tesis antivacunas por parte de personal médico y han advertido de que sancionará a cualquier profesional que se pronuncie contra la inmunización, con penalizaciones que pueden llegar hasta la suspensión del ejercicio.

Ruiz también pidió ayer que no se culpabilice a los padres del niño fallecido, a los que considera "víctimas" de algunos grupos que cuestionan las vacunas en los foros públicos amparándose en su toxicidad y sus efectos secundarios, porque dudan de que protejan realmente de las enfermedades y porque consideran que lo único que buscan es enriquecer a la industria farmacéutica. Ruiz explicó que los padres han accedido a que le sea practicada una "autopsia clínica" al niño para tener mayor conocimiento de la enfermedad.