A Noel Biderman (Toronto, 1971) se le ha caído su castillo de naipes de un soplido. Casi todo en la vida de este empresario que aseguraba estar "imprimiendo dinero" con Ashley Madison ha resultado falso. Su torre la han bombardeado los hackers de ImpactTeam, haciendo añicos el negocio del rey de la infidelidad y obligándole a dimitir como director ejecutivo.

"Este cambio es por el bien de la empresa tras el ataque a nuestro negocio y la privacidad de los miembros por parte de unos criminales", anunció el viernes en un comunicado.

Su primera afirmación desmontada de un plumazo afecta a los 37 millones de usuarios en todo el mundo que utilizaban la web: emails, estatura, peso, dirección o tarjetas bancarias quedaron al descubierto cuando, hace unas semanas, los hackers lanzaban su primer ataque. "Nuestra principal garantía es que protegemos la confidencialidad de forma férrea para que el affair sea perfecto", decía en el 2011 este abogado canadiense que ha representado a deportistas en EEUU y es también titulado en Económicas. "Y, evidentemente, pueden borrar su rastro para que no quede constancia de ninguno de sus pasos". Pues bien, ni la seguridad era tan férrea, ni los datos desaparecían. De hecho, el tipo ganó mucho dinero cobrando por algo que nunca hicieron: borrar. El tipo que se hizo rico tras comprobar que entre el 30% y el 60% de las parejas casadas se engañan alguna vez, se vendía como un marido ejemplar.

"La infidelidad puede solucionar un matrimonio en crisis. Si estuviera pensando en dejar a mi mujer, tendría un affair antes de decidir divorciarme". Pues eso debía de pasarle. La segunda filtración, que ha dejado al descubierto sus emails, sugiere que tuvo muchas aventuras, la más larga con una escort de Toronto. De ellos, también se desprende que su jefe de tecnología hackeó un sitio de la competencia. Y se hizo con todos los datos.

Noel y Amanda Biderman se vendían como dos emprendedores muy listos que se habían hecho ricos con un mercado sin explotar. Ahora los abogados especializados en divorcios se frotan las manos con esta filtración masiva: dos firmas de Ontario han presentado una demanda colectiva por 514 millones de euros contra la web, y otros ocho estadounidenses han acudido a los tribunales.

Matar al mensajero

Tampoco es cierto que la web estuviera pensada para "empoderar" a las mujeres a través de la infidelidad: el 87% de los usuarios eran hombres, y de los 5 millones de perfiles de mujeres, solo 12.000 eran reales. Al canadiense se le ocurrió el negocio en el 2001 durante un viaje. En el avión leyó un artículo que aseguraba que el 31% de los usuarios de páginas de citas para solteros en realidad están casados. Le fascinó la idea. "Si cierro Ashley Madison mañana, ¿crees que se acabarán las aventuras? Estaríamos matando al mensajero". Pues algo así ha pasado, señor Biderman.