Son cinco, como mínimo, los bufetes de abogados llegados desde Estados Unidos para, con métodos expresamente prohibidos en su país, tentar a los familiares de los fallecidos del MD-82 con indemnizaciones --dicen-- inimaginables en España por su cuantía. El Consejo General de la Abogacía Española ya se puso en guardia anteayer y recordó que viola el código deontológico de la profesión ofrecerse a las víctimas cuando aún es tan reciente el dolor y, en especial, recurrir a la publicidad para llegar hasta ellas. Este diario asistió la noche del pasado jueves a un cara a cara entre familiares y abogados en Las Palmas de Gran Canaria. Se violaron las normas. Un anuncio a media página en la prensa local fue la estrategia de contacto. A puerta cerrada, Gallagher Firm Law, Matthews and Associates prometieron, más que justicia, millones. "Nosotros no podemos hacer nada para meter en la cárcel al presidente de Boeing. Lo único que hacemos nosotros es pegarles donde más les duele, en el bolsillo".

El anuncio era ambiguo. "Convocatoria accidente de Spanair", rezaba el título. A continuación se explicaba solo que el propósito era "informar a las familias de las acciones que se van a emprender en relación a este trágico suceso" y que, "obviamente", ni a periodistas ni a nadie más se le permitirá entrar en la sala.

La sala está situada en la planta 22 de un hotel. Acuden medio centenar de familiares, algunos desconfiados y otros encantados, pues ya han firmado con Gallagher y Matthews.

COMPLICIDADES Responden a la imagen que cualquiera podría hacerse de ellos antes de entrar en la sala. Mitchael Gallagher, con pelo blanco, raya al lado y una piel exageradamente sonrosada. "Les entiendo, yo también perdí un día a un familiar", afirma en busca de complicidades. Su socio, de origen latino y reloj de oro, tiene un acento casi mexicano. Es tejano. "Ahorita" es su palabra fetiche. Les acompaña un letrado canario, Christian Cerpa, que también intenta establecer lazos con los afectados: "Hace 30 años yo perdí a mi tío por el aceite de colza", confiesa. Pretende así, a preguntas de una mujer, no descartar que el Gobierno esté dispuesto a mentir.

Más allá de esas notas de color, sin embargo, los dos abogados sorprenden por la soltura con la que encaran las situaciones incómodas. Una mujer les recrimina, tras los primeros minutos de exposición, que tratan el caso como un simple negocio. "Este es nuestro trabajo. Y, sí, para nosotros esto es un negocio, y no vamos a pedir perdón por el trabajo que hacemos". Nada de rodeos. Para defenderse y, en especial, para exponer su oferta. "En ninguna otra parte del mundo se pagan las indemnizaciones que se pagan en Estados Unidos".

Los prospectos y la documentación que a modo de presentación dan a cada familia los abogados es apabullante. Los millonarios casos ganados aquí, allá y acullá del mundo salen referenciados una y otra vez. Sobre el accidente del MD-82, apenas nada saben. Hasta ahora, solo han leído los periódicos, reconocen. Solo van a las conclusiones: "Allí, en Estados Unidos, no hay tope por víctima. En cambio en España hay unos mínimos y unos máximos. Siempre en todos los casos que hemos llevado hemos logrado indemnizaciones superiores a las que iban a conseguirse en el país de origen".

Esa es, de hecho, la estrategia de los bufetes estadounidenses ya contada por este diario nada más desembarcar estos en España. El caso aquí es contra Spanair. En Estados Unidos, sería contra Boeing. El propósito puede ser incluso ni siquiera llegar a juicio. Así lo confesaron anteayer en Las Palmas. Una mujer preguntó por el porcentaje de éxito del despacho: "Muy alto, y en un 98% de los casos se consigue pactar previamente con la compañía y no se llega a juicio". Nada dicen, en cambio, de la denuncia que algunos abogados españoles han hecho sobre las tretas de sus colegas norteamericanos. Los derechos del contrato que una familia firma con un bufete puede ser revendidos a otro bufete. ¿Por qué? Pues, por ejemplo, porque la justicia de EEUU considere que la jurisdicción del caso está en España y los abogados ya no consideren rentable el negocio.

Sobre esa cuestión, el contrato, también se habló la noche del viernes en la planta 22 del hotel canario. "Tengan cuidado con lo que firman", alertan. En especial, si es con Spanair, subrayan. "¿Cuántos de ustedes cobraron ya los 25.000 euros de Spanair?", preguntan. Nadie responde. "Sabemos de una mujer que este mes no sabe cómo dará de comer a sus tres hijos", aseguran. Solo dejan claro que ellos, como otros bufetes, solo se llevan un porcentaje si ganan el caso. ¿Cuánto? Ese detalle no sale en la reunión, pero algunos