Nueve de cada diez personas con discapacidad intelectual ha sufrido algún tipo de abuso a la lo largo de su vida. Seis veces de media. La mitad de las mujeres de este colectivo ha sido agredida sexualmente, y una de cada cuatro ha mantenido relaciones sexuales no deseadas con penetración. Estos son solo algunos de los crudos resultados del primer estudio sobre la victimización de las personas con discapacidad intelectual o de desarrollo presentado este jueves por la Federación Catalana de Discapacidad Intelectual, la Fundación Vicki Bernadet y la Universidad de Barcelona (UB). El primero de estas características elaborado en Europa, con la intención de "visibilizar la vulnerabilidad de estas personas" y, sobre todo, trabajar la prevención. "Es una herramienta útil y esencial para mejorar los derechos y la calidad de vida de estas personas", ha asegurado la 'consellera' Neus Munté en la presentación.

Los investigadores de la UB responsables del estudio aseguran que estos datos son fruto de entrevistas con 260 adultos con discapacidad intelectual, por lo que el estudio se refiere siempre a los entrevistados, no al conjunto de los discapacitados, aunque sus autores indican que los porcentajes globales deben ser muy similares, cuando no más alarmantes. "Son resultados de mínimos. Seguro que hay personas que no recuerdan los abusos sufridos en la infancia, y eso no quiere decir que no los haya sufrido", ha apuntado una de las investigadoras de la UB que ha presentado el estudio, quien también señala de dificultad de obtener información de personas con discapacidad intelectual.

Seis de cada 10 personas entrevistas aseguran que han vivido algún tipo de abuso por parte de su cuidador o familiar. Un 36% violencia física y un 25% violencia psicológica.

CIFRAS SORPRENDENTES

En cuanto a la victimización sexual, cinco de cada 10 entrevistadas y dos de cada 10 hombres han sufrido algún tipo de abuso sexual. Los investigadores destacan la elevada cifra de relacione sexuales no deseadas con penetración: un 25% de las entrevistadas. "Es sorprendente. Normalmente la penetración es muy menor porque deja señales física", apuntan los investigadores.

El estudio divide cinco tipos distintos de abusos: delitos comunes y violencia entre iguales, victimización por cuidadores, victimización sexual, exposición a la violencia y violencia electrónica.

Las conclusiones del estudio señalan que las personas con discapacidad son un colectivo de riesgo durante toda su vida, y que su vulnerabilidad no se centra en la infancia. También alertan de que no se detectan o protegen las situaciones de victimización que se llevan a cabo durante la infancia, algo en lo que insisten, hay que poner todos los recursos. De ahí que la tercera fase del estudio centrará esfuerzos en trabajar las situaciones de victimización en los centros escolares.