Los tiempos están cambiando para la Iglesia vasca. Si en febrero del 2008 el nombramiento del obispo auxiliar de Bilbao, Mario Iceta, claro candidato a convertirse en el próximo titular de la diócesis vizcaína, fue ya un serio aviso, ayer el Vaticano envió un signo inequívoco de que los días en los que primaba la actitud conciliadora con el clero local, mayoritariamente nacionalista, han llegado a su fin.

La clausura de esa forma de hacer ha quedado al descubierto al designar a José Ignacio Munilla Aguirre, de 48 años, obispo de Palencia desde el 2006, como sustituto de Juan María Uriarte al frente de la diócesis de San Sebastián, al que le ha sido aceptada la dimisión al llegar a la jubilación. El Papa ha decidido que un prelado crítico con el nacionalismo ocupe el sitio de otro muy próximo a esa sensibilidad política.

Uriarte ha demostrado ser un prelado abierto, atento a la realidad social, un intelectual con un discurso propio que no se dejaba intimidar por la jerarquía.