La necesidad de abrocharse el cinturón de seguridad no ha calado entre los pasajeros de los autocares pese a ser obligatorio y a que reduce radicalmente el riesgo de muerte en caso de accidente. Solo el 20% viaja sujeto al asiento, según un informe de la Fundación Mapfre presentado ayer, el primero que arroja luz sobre una cuestión que únicamente se pone sobre la mesa cada vez que se produce un siniestro con múltiples víctimas.

El último se produjo en la AP-7 a la altura de Freginals, en Tarragona, el 20 de marzo del año pasado. Trece estudiantes extranjeras fallecieron al salir despedidas a la calzada cuando volcó el autocar en el que viajaban. Ninguna de ellas llevaba puesto el cinturón, que muy probablemente les habría salvado la vida.

Tanto la Dirección General de Tráfico (DGT) como el Servicio Catalán de Tráfico (SCT) destacaron entonces el factor cinturón como la probable causa de las muertes, pero no consta que hayan tomado medidas efectivas.

Mucho antes, entre julio y octubre del 2016, investigadores de la Fundación Mapfre se subieron a 76 autobuses con cinturones de seguridad instalados (solo es obligatorio que lo lleven los fabricados a partir del 2007). Sin identificarse en ningún momento, fueron contando quién lo llevaba y quién no.

El resultado de su trabajo es el siguiente: en el transporte de largo recorrido lo usan el 27% de los pasajeros, en el discrecional el 22% y en el interurbano de corto recorrido prácticamente nadie, el 0,71%. En conjunto el uso medio es el mencionado 20%.

Los investigadores también analizaron en 12 autobuses qué pasa si el conductor recuerda a los pasajeros su obligación de atarse. El resultado fue revelador porque con esta simple medida el porcentaje de uso se disparó del 24% al 69%.

Campaña #Tefaltaalgo

Durante la presentación del estudio, la Confederación Española de Transporte en Autobús (Confebus) anunció la puesta en marcha durante la Semana Santa de la campaña #tefaltaalgo para concienciar a los pasajeros. Varias compañías de autocar ya han anunciado su participación y su compromiso de recordar a los pasajeros la obligatoriedad de la medida antes de arrancar.

El cinturón de seguridad reduce entre un 20% y un 80% la probabilidad de sufrir lesiones graves y mortales, según explicó Jesús Monclús, Director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación Mapfre.

«No hay que olvidar que no llevar el cinturón nos afecta a todos, pues una persona que sale despedida de su asiento en caso de accidente, por no llevarlo puede golpear a otras personas que sí lo llevan y producirles importantes lesiones», recuerda este experto, para quien «los autobuses no deberían arrancar hasta comprobar que todos los pasajeros estén bien sujetos a su asiento».

La DGT incluye a los autocares en sus campañas de control de uso de los cinturones de seguridad, pero el número de denuncias que se imponen es tan pequeño que ni siquiera figuran en las estadísticas oficiales. Al menos en las de la DGT. «Es muy dificil detectar el incumplimiento, al ser cinturones de dos puntos como el de los aviones. Desde el exterior del vehículo no se puede ver y una vez sube el agente ya le da tiempo de sobras a los pasajeros para abrocharse», apunta el portavoz del organismo estatal.

Hay que recordar que el responsable de ponerse el cinturón es el pasajero, al que se le puede imponer una multa de 200 euros.