La comunidad científica está expectante ante el previsible anuncio de que por primera vez se han podido observar de manera directa las elusivas ondas gravitacionales, un fenómeno cuya existencia fue prevista hace un siglo por la teoría general de la relatividadpero que el propio Albert Einstein consideró que nunca se podría confirmar.

Según propuso Einstein en 1915, las ondas gravitacionales se formarían de resultas de la aceleración de objetos masivos, como sucede en algunos de los sucesos más violentos del Universo -explosiones de supernovas y fusiones de agujeros negros-. Estas ondas se distorsionan en el espacio-tiempo y se luego se propagan sin interaccionar con nada por todo el espacio a la velocidad de la luz.

La expectación viene dada por la rueda de prensa convocada hoy por un grupo de científicos del Instituto de Tecnología de California (Caltech), el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y de la colaboración científica LIGO (Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales).

BÚSQUEDA DESDE EL 2004

LIGO son las siglas de un experimento internacional que desde el 2004 busca detectar de manera directa estas ondas. Concretamente, LIGO está formado por dos detectores idénticos y supersensibles, situados en Livingston (Luisiana) y Hanford (Washington), que recogen los pequeños movimientos del espacio-tiempo provocados por las ondas gravitacionales que llegan a la Tierra.

El comunicado de la convocatoria es escueto y dice simplemente que se presentará un "informe de situación" de las investigaciones, pero todo apunta a un hallazgo importante. Los rumores han estado circulando durante varios meses respecto a que el grupo LIGO ha detectado ondas gravitacionales.

Cada detector de LIGO lanza haces de luz láser láser de cuatro kilómetros de largo, que están dispuestos en la forma de L. Si una onda gravitacional pasa a través del sistema detector, la distancia recorrida por el rayo láser varía en una cantidad prácticamente imperceptible, miles de veces menos que el diámetro de un núcleo atómico. Aun así, el engranaje del LIGO fue concebido para ser capaz de recoger esta diferencia.

Si LIGO ha detectado directamente por primera vez las ondas gravitacionales, puede abrirse una nueva era en la astronomía y la cosmología. "Dado que las ondas gravitacionales no interactúan con la materia (a diferencia de la radiación electromagnética), sino que viajan sin obstáculos, nos pueden dar una visión nítida del universo", escriben los miembros del equipo de LIGO en la descripción del proyecto.

"Llevan consigo la información sobre sus orígenes que está libre de la distorsión o alteración sufrida por la radiación electromagnética a medida que viaja a través de millones de años luz de espacio intergaláctico", agregan.