Los osos panda están siempre masticando y comiendo porque sus bacterias intestinales no son las más idóneas para digerir eficientemente bambú. El panda gigante que se alimenta de bambú en realidad alberga una flora intestinal como la de un animal carnívoro, en la que predominan bacterias como 'Escherichia Shigella' y 'Streptococcus', según concluye un nuevo estudio publicado esta semana en la edición digital de 'mBio', la revista de la Sociedad Americana de Microbiología.

"A diferencia de otros animales herbívoros, el oso panda aún conserva un tracto gastrointestinal típico de los carnívoros", afirma Zhihe Zhang, director de la Base de Investigación Chengdu de Cría de Panda Gigante, en China. "Los animales tampoco tienen los genes para digerir las enzimas de la planta en su propio genoma. Este escenario combinado puede haber aumentado su riesgo de extinción", añade el también autor principal de esta nueva investigación.

DILEMA EVOLUTIVO

"Este resultado es inesperado y bastante interesante, porque implica que la microbiota intestinal del panda gigante puede no haberse adaptado bien a su dieta única y situar a los pandas en un dilema evolutivo", indica el coautor del estudio Xiaoyan Pang, profesor asociado en la Universidad de Shanghai Jiao Tong.

Los osos pandas evolucionaron a partir de los osos que comían plantas y carne, según los investigadores, y comenzaron a comer bambú hace exclusivamente alrededor de dos millones de años. Los animales pasan hasta 14 horas al día consumiendo hasta 12,5 kg de hojas de bambú y los tallos, pero pueden digerir sólo alrededor del 17 por ciento de estas plantas, de forma que sus heces se componen principalmente de fragmentos de bambú sin digerir.