El mar irrumpió ayer de nuevo en la vida de los indonesios, año y medio después de que el gran tsunami de diciembre del 2004 matara a 170.000 personas en el país. Un maremoto provocado por un terremoto de 7,7 grados arrasó con aldeas pesqueras y balnearios turísticos de la isla de Java y dejó al menos un centenar de muertos y 60 heridos graves, informó la Cruz Roja indonesia.

La zona más afectada fue Pangandarán, llena de pequeños hoteles sobre la arena negra a la que acuden turistas del país y extranjeros. El seísmo, que se registró a las 15.24 horas (10.24, hora peninsular española), se sintió en Yakarta y en otras ciudades de Java y duró más de dos minutos. El Centro de Alertas de Tsunamis del Pacífico (situado en Hawai) lanzó la alerta, pero ésta no llegó a toda la población, ya que la isla carece de un sistema de difusión adecuado. Las olas gigantes, de entre dos y cinco metros de altura, llegaron a la costa apenas 15 minutos después del terremoto.

Los sismólogos registraron 13 réplicas del maremoto de entre 5 y 6 grados de magnitud y cada una de ellas provocó el pánico entre la población, que por la noche no pudo conciliar el sueño.

El presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono, dio un pequeño discurso, en el que declaró que las prioridades de las autoridades es evacuar a la población y atender a los heridos. Centenares de casas fueron destruidas y decenas de embarcaciones quedaron reducidas a pedazos o fueron empujadas por el agua contra los edificios cercanos.

"El número de víctimas crecerá con toda seguridad", declaró Rudi Supriatna Bahro, diputado por la provincia de Java Occidental, la más afectada. "El suelo no ha dejado de temblar en toda la tarde y nadie quiere pasar la noche cerca de la playa", declaró un testigo identificado como Joko a la emisora de radio Elshinta.

Indonesia, un archipiélago con más de 17.000 islas, ya sufrió otra tragedia hace casi dos meses, el 27 de mayo, cuando un seísmo de 5,9 grados en la región de Yogyakarta, también en la isla de Java, acabó con la vida de más de 5.800 personas. Esta serie de catástrofes se deben a que Java está situada en la zona conocida como el cinturón de fuego del Pacífico, debido a la superposición de dos placas tectónicas.