Benedicto XVI abandonó ayer Francia mientras diversos representantes políticos continuaban enzarzados en la polémica sobre la vigencia de la laicidad y sobre si esta característica fundacional de la República francesa debe tener o no apellidos. Pero la po- lémica no la ha desatado el Papa, que se limitó a apoyar las palabras de Nicolas Sarkozy, sino el presidente de la República cuando el pasado viernes desenterró en su discurso ante Benedicto XVI el concepto de "laicidad positiva" que ya empleó en diciembre en su visita al Vaticano.

Sarkozy no fue tan lejos como en su discurso del 20 de diciembre, en el que repitió su defensa de la "laicidad positiva". "Sería una locura privarnos de las religiones, simplemente una falta contra la cultura y contra el pensamiento", dijo. Y estas palabras son las que han levantado críticas en la izquierda y hasta parte de la derecha. El primer secretario del Partido Socialista, François Hollande, señaló que "no hay laicidad tolerante o intolerante, hay laicidad", simplemente.