«Es el Papa de la paz, no de las armas», protestan clérigos, obispos, cardenales e instituciones católicas de todo el mundo, por la decisión de nombrar al papa Angelo Roncalli (1958-1963) como patrono del Ejército italiano. «Es una medida irrespetuosa, absurda, antoconciliar», criticó Pax Christi, mientras que la Conferencia de los Obispos Italianos (CEI) informó de que ignoraba la iniciativa. «Lo he sabido esta mañana», declaró su presidente, Gualtiero Bassetti.

Según informaciones oficiosas, divulgadas por la agencia oficial italiana Ansa, ni el Papa ni el secretario de Estado -especie de primer ministro- estaban al corriente de la iniciativa, tomada por el ministerio del Culto. Tampoco han sido consultados los obispos italianos. De acuerdo con otras fuentes, la única manera de frenar lo que parece un desaguisado sería que el decreto oficial de patronazgo no se transformase nunca en disposiciones litúrgicas, que permitirían a los profesionales de la guerra invocar al Papa que las condenó todas.

La formalización de nombrar como patrono de los militares al Papa que ya en los años 60 escribió la encíclica Pacem in Terris, que causó gran impacto en el mundo por su línea antibelicista, fue tomada a principios de esta semana, pero solo ahora está trascendiendo con todas sus implicaciones. Entre otras cosas, escribió que es impensable usar la guerra como instrumento de justicia y que «es evidente, o por lo menos debería serlo, que las relaciones entre las comunidades políticas deben ser reguladas no con la fuerza de las armas, sino a la luz de la razón, o sea en la verdad, justicia y solidaridad activa».

El patronazgo del llamado Papa bueno, que en su día (primera guerra mundial) cumplió con el servicio militar entonces obligatorio, ha sido sancionado con una ceremonia oficial, aunque privada, presidida por el obispo castrense, Santo Marcianò, y el jefe del Estado Mayor del Ejército, general Danilo Errico.

«Estoy indignado y enfadado», comentó el presidente del movimiento pacifista Pax Christi de Italia, monseñor Giovanni Ricchiuti, que añadió: «Sé que los adjetivos de irrespetuoso, absurdo y anticonciliar son fuertes, pero no se puede definir de otra manera la idea de proclamar a san Juan XXIII como patrón del Ejército, un hecho indigno hacia la memoria profética de aquel Papa». «¿Han informado al Papa?», se preguntó el veterano político católico Pierluigi Castagnetti.

El movimiento crítico Somos Iglesia divulgó un comunicado en el que afirma que «el Papa de la Pacem in Terris, de la mediación en la crisis de los misiles (de Cuba, 1962), el Papa del Concilio (...), que indicó las premisas para una radical opción cristiana en favor de la no violencia, es usado para dar credibilidad a las políticas de las guerras humanitarias y de los bombardeos inteligentes...». Angelo Frigerio, vicario general castrense, explicaó que «Roncalli nunca se arrepintió de haber hecho la mili y después de haber sido capellán castrense, por lo que ¿quién mejor que él puede ser nuestro patrono?».