El Papa Francisco ha pedido este sábado a los miembros de la Iglesia que pongan una mayor atención y ayuden a discernir a los jóvenes expuestos a un "zapping" continuo, durante un encuentro con sacerdotes, religiosos, religiosas y consagrados en su visita a la catedral de Milán.

Francisco visitó el famoso Duomo de la capital de la Lombardíay después respondió a algunas de las preguntas que le hicieron diferentes representantes de la Iglesia milanesa en un acto celebrado en la catedral.

"Nuestros jóvenes están expuestos a un zapping continuo. Pueden navegar en dos o tres pantallas abiertas simultáneamente, pueden interactuar al mismo tiempo en diversos escenarios virtuales. Nos guste o no, es el mundo en el que están insertados y nuestro deber como pastores es ayudarlos a atravesar este mundo", invitó Francisco.

Jorge Bergoglio subrayó en varias ocasiones la necesidad de "incrementar el hábito del discernimiento", tanto en los pequeños como en los adultos.

LOS DIÁCONOS

Respondiendo a la pregunta de un diácono, hombres casados que ayudan a algunas labores de la Iglesia, Francisco reafirmó que los diáconos "tienen mucho que dar, sin que se los vea como una categoría que está entre los sacerdotes y los laicos, sin pertenecer a ninguna de ellas".

Les aconsejó no caer en el "clericalismo, y querer quitar el puesto al cura", ni en el "funcionalismo, y quedarse como meros chicos de los recados del cura".

"El diácono es custodio del servicio en la Iglesia", dijo Francisco, quien bromeó al recordar que pueden aportar tantos problemas de la vida cotidiana porque ellos "tienen suegra".

Ante la pregunta de una monja que le recordó que son siempre menos, el pontífice les invitó a salir a las periferias y puso el ejemplo de la "poca levadura que hace crecer la harina". "El panadero no pone un kilo de levadura en 100 gramos de harina", dijo.

Francisco salió después de la catedral para rezar el Angelus y dar su bendición a los miles de personas que se agolparon en la plaza del Duomo de Milán.

El Papa continuará su visita a Milán acudiendo a la cárcel de San Vittore, donde pasará más de dos horas y almorzará con un centenar de reclusos y reclusas.