El papa Francisco recibió ayer a tres víctimas de abusos sexuales de clérigos chilenos, que finalmente han conseguido explicar su calvario en Roma, invitados por Francisco. La conferencia episcopal chilena engañó en cierta manera al Papa, disminuyendo el alcance de los abusos clericales en el país. Pero cuando el pasado enero Francisco viajó a Santiago de Chile, en sus desplazamientos se encontró con numerosas protestas de las víctimas que desmentían cuanto él sabía oficialmente. Los manifestantes eran especialmente críticos con el obispo de Osorno, en el sur, Juan Barros. A su regreso del viaje, Jorge Bergoglio dijo a los periodistas que le acompañaban que había defendido a Barros, pero que estaba dispuesto a revisar su opinión frente a nuevas acusaciones.

Sin embargo, al regresar a Roma, el Papa llamó al obispo de Malta, Charles Scicluna, exfiscal del Vaticano para los casos de pederastia clerical y considerado como uno de los máximos expertos en la materia, y le envió a realizar una inspección. El resultado son 2.300 páginas escritas por Scicluna, leídas por Francisco, después de lo cual llamó a las tres víctimas más conocidas y también convocó en Roma a todos los obispos de Chile, que llegarán en mayo. Las víctimas son Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo.