De nuevo a través de la prensa, las familias de los pasajeros que el martes perdieron la vida en los Alpes conocieron ayer nuevos y macabros detalles sobre los últimos minutos a bordo del vuelo 4U9525. Sin confirmación oficial, la prensa alemana publicaba fragmentos de la caja negra recuperada, la que graba las conversaciones en la cabina. En la cinta se escucha cómo el capitán Patrick Sondenheimer se dirige a gritos a Andreas Lubitz para que le abra la puerta. Según el diario Bild, habría sido el propio copiloto el que le habría instado a abandonar el puesto de mando para que fuera al baño, ya que en El Prat no tuvo tiempo. Ya no le dejaría volver a su sitio.

"¡Por el amor de Dios, abre la maldita puerta!", habría espetado el piloto, con una experiencia de 6.000 horas de vuelo, a su segundo, sin que obtuviera respuesta. "¡Abre la maldita puerta!", insistiría poco después. Eran las 10.32 horas, y Lubitz ya había manipulado los mandos para que el aparato iniciara un lento descenso de ocho minutos cuyo desenlace sobra recordar.

En la misma grabación, siempre según el rotativo alemán, se escuchan los gritos de los pasajeros. En los minutos que siguen se intuye el impacto de objetos metálicos sobre la escotilla de la cabina. Son los intentos desesperados de la tripulación por abrirla. Algunas fuentes señalan que se usó incluso un hacha para derribar la barrera. Sin suerte. A las 10.40 horas, el aparato toca con su ala derecha la ladera sur de la montaña Trois Évˆchés. Más gritos. Fue lo último que grabó la caja negra antes del terrible impacto a 2.000 metros de altura.

ACTOS CALCULADOS

Los que achacan la acción de Lubitz a la locura deberían tener en cuenta hasta qué punto este joven de 27 años calculó sus actos. Sabía que el capitán se quedó sin poder ir al baño en el aeropuerto de El Prat, así que cuando lograron alcanzar la altura de 38.000 pies, la que permite que uno de los dos mandos abandone el puesto, invitó a Sondenheimer a que fuera al excusado. "Ya puedes salir", se oye en la caja negra. "Puedes asumir los mandos", le replica el capitán.

Poco antes, a las 10.27 horas, el copiloto, a petición del comandante, iniciaba el protocolo de aterrizaje en Düsseldorf. Lubitz responde con dos frases --"ojalá" y "ya veremos"-- que vienen a confirmar las declaraciones realizadas el jueves por el fiscal jefe de Marsella, Brice Robin, que fue el encargado de informar a las familias sobre la implicación del copiloto en la tragedia y que calificó de "lacónicas" las palabras del joven.

Durante los ocho minutos que estuvo solo, hizo caso omiso tanto de los chillidos del exterior de la cabina como de los avisos de la computadora, que le indicaba que debía recuperar altitud para evitar el impacto. De hecho, la caja negra permite escuchar su respiración, que en ningún caso parece acelerada.

LA SEGUNDA CAJA

Aunque estas revelaciones refuerzan la hipótesis de que se trataría de un acto premeditado, las conclusiones no podrán extraerse hasta que los equipos de rescate, medio centenar sobre el terreno, encuentren la segunda caja negra.

A ello se refirió ayer el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA), que advirtió de que las causas no pueden determinarse "de manera fehaciente" por una grabación de 10 minutos. El vocal del departamento técnico de seguridad del SEPLA, Rafael Teijo Gundín, lamentó la filtración de las cintas, un hecho que calificó de "muy grave".

Mientras, en los Alpes, el día volvía a amanecer ayer soleado y sin viento. Los helicópteros prosiguieron sus labores de rescate mientras el Ejército francés se afanaba por abrir un camino hasta la zona que permita el acceso de vehículos todoterreno, lo que ayudará en la retirada de restos del avión y en la recuperación de parte de los equipajes.