Un total de 257.215 ejemplares de 94 especies diferentes se han contabilizado en el delta del Ebro durante el censo invernal de aves acuáticas, lo que supone un 6% más que en la temporada anterior y se sitúa también por encima de la media del periodo de referencia 2005-2010, según han informado los responsables del espacio protegido y del Departament de Territori de la Generalitat.

Técnicos del parque, agentes rurales y voluntarios llevaron a cabo las observaciones necesarias para el recuento de los animales entre el 6 y el 24 de enero.

Como todos los años, las anátidas (patos, gansos y cisnes) son las aves más representadas, aunque porcentualmente destaca sobre todo el incremento de cigüeñas y grupos afines, colimbos y rapaces diurnas, así como el descenso de ardeidas (garzas y garcetas), cercetas y fumareles. Las bajas se atribuyen a la menor superficie de arrozales inundados por culpa de la sequía.

El inventario se integra dentro del International Waterbird Census (IWC), que tiene como objetivo cuantificar el número de aves acuáticas que invernan en más de 80 países de Europa, Asia y norte de África, para conocer a escala global el estado de conservación de estas especies y evaluar localmente la capacidad de acogida de las zonas húmedas.

Importancia internacional

El delta del Ebro constituye la zona húmeda más extensa e importante de Catalunya y una de las más notables, en cuanto a la biodiversidad, del Mediterráneo occidental. En este sentido, forma parte del listado de humedales de importancia internacional (Convenio de Ramsar) y de las Zonas de Protección para las Aves, ZEPA (Red Natura 2000).

Durante el invierno, acoge buena parte de las poblaciones migradoras de aves acuáticas de la península Ibérica, junto con Doñana y la Albufera de Valencia. A finales de 1990, la importancia del delta del Ebro como zona de acogida se incrementó significativamente a raíz de la aplicación de la inundación invernal de los arrozales, como medida agroambiental, pasando de unas 125.000 a unas 215.000 aves.

Por familias

Del total de las aves observadas, la familia más numerosa son las anátidas, con 122.556 ejemplares, que representan el 48% del total, con un ligero incremento (2%) respecto del periodo 2005-2010. De entre ellos, el más presente es el pato real (Anas platyrhynchos), con 53.992 unidades; la cerceta común (Anas crecca), con 25.319 ejemplares, y el pato cuchara (Anas clypeata), con 23.174 unidades.

La buena noticia es que este año se han detectado algunas especies amenazadas de este grupo, como el cerceta pardilla (Marmoronetta angustirostris), con 4 ejemplares identificados; el porrón pardo (Aythya nyroca), con 5; la malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala), con 7, y la focha cornuda (Fulica cristata), con 4 ejemplares.

En cuanto a los limícolas, es la segunda familia de aves acuáticas con más presencia en el parque este año, con 72.828 ejemplares, que representan el 28% del total. La presencia de este grupo ha experimentado un incremento notable este invierno, por encima del nivel de referencia, un 13% más. Concretamente, los pájaros asociados a los humedales litorales han presentado valores muy altos, como el correlimos común (Calidris alpina), con un 56% más, o el correlimos tridáctilo (Calidris alba), con un 50% más.

Menos arrozales inundados

Sin embargo, las especies vinculadas a los arrozales inundados han sufrido bajadas significativas. Hay que recordar que solo el 32,6% de la superficie de arrozales ha sido inundada este invierno, en el marco de las medidas aplicadas en la lucha contra el caracol manzana en la zona. Es el caso de la avefría (Vanellus vanellus), que ha registrado un descenso del 47%, o la chorilito dorado (Pluvialis apricaria), con un 65% menos.

Por su parte, otra de las familias más numerosas en el delta son los rálidos. Por ejemplo, la focha común (Fulica atra) ha superado ligeramente el valor medio de referencia del periodo 2005-2010, con un incremento del 7%, llegando a los 30.117 ejemplares.

Y también el frío en Europa septentrional y central

En global, los datos de este invierno indican que las especies menos vinculadas a los arrozales han mantenido y, incluso, superado los valores de referencia. Los expertos lo atribuyen, en parte, al frío intenso que este año se ha registrado en el norte y centro de Europa, así como a la sequía climatológica generalizada presente en muchas zonas húmedas mediterráneas. Esto habría atraído aves acuáticas al delta del Ebro.

Aunque la población global de aves acuáticas ha mantenido un valor similar al periodo de referencia 2005-2010, la cifra se encuentra muy alejada de los máximos históricos registrados en este ámbito en el 2014, cuando la inundación de los arrozales se extendió a prácticamente al 70% de la superficie. De hecho, los expertos prevén que la reducción de superficie inundada de arrozales provocará una merma significativa de la capacidad de acogida del delta del Ebro y una disminución de muchas poblaciones de aves acuáticas.