En la barriada sevillana de Amate, cuna de La manada, desde el jueves se estaban viendo muchas caras de alegría a la espera de la llegada de los encarcelados. Llevaban tiempo esperando este momento porque, reiteran, ninguno de ellos «ha hecho nada malo. Así que lo lógico es que regresaran cuanto antes a casa», aseguraba el viernes un testimonio.

La presión mediática que tiene el barrio desde que se conoció la noticia de la excarcelación parece haber hecho mella en estas calles y son pocos los que se atreven a hablar, a favor o en contra de los cinco jóvenes. Sin embargo, en eso sí se nota un antes y un después de todo el movimiento ciudadano a favor de la víctima y en defensa de los derechos de las mujeres. Y es que ahora, con una sentencia condenatoria, algunos vecinos sí se atreven a dar públicamente su opinión en contra de que salgan en libertad.

Tras abonar la fianza y recibir la orden del juzgado, José Angel Prenda, Jesús Escudero Domínguez, Ángel Boza, el militar Alfonso Jesús Cabezuelo y el exguardia civil Antonio Guerrero pueden volver a ese barrio que durante estos dos años les ha defendido. Prueba de ello es la rapidez con la que algunas familias han logrado reunir los 6.000 euros de fianza, pese a las serias dificultades económicas que sufren algunas de ellas.

AHORROS Y DONACIONES / Tirando de ahorros de la familia y también de amigos, como reconocía un pariente de el Prenda, quien decía haber aportado en torno a mil euros «después de romper la hucha». Algunas fuentes apuntan a que su afición futbolera también les ha beneficiado, ya que habrían incluso recibido pequeñas donaciones de los conocidos como biris, la afición más radical del Sevilla FC a la que se vincula a varios de los acusados. Tres de ellos, de hecho, tienen antecedentes por peleas callejeras relacionadas con trifulcas entre aficiones. En este tiempo, ha sido el único respaldo público que han recibido, ya que los biris no han dudado en defenderles a capa y en las redes sociales.

Prenda, reconocido como líder de La manada, regresó de madrugada a su domicilio del barrio sevillano de Amate. Minutos antes de las siete de la mañana accedieron caminando a la vivienda tres personas con el rostro oculto con capuchas, como comprobó Efe.

Primero llegó una pareja de individuos con la capucha puesta y, minutos después, una tercera persona, con una cazadora con capucha y pantalones vaqueros. Desde dentro se escuchaba el ruido propio de una celebración.

Los dos años de prisión preventiva han hecho mella en las familias, por eso el viernes algunos de sus conocidos expresaban su alegría porque al fin volverían con sus padres, algunos mayores, como los del Prenda. «Claro que estamos muy contentos», atinaban a decir antes de cerrar a cal y canto puertas y ventanas, y colgar el portero automático. Alguna tía concedía que lo primero sería «darles un abrazo y pedirles que no se vuelvan a meter en líos».

«Toda la familia lo está pasando muy mal, y si no han hecho nada, ¿para qué van a seguir encerrados?», preguntaba otra vecina. Muchos miran a la víctima como responsable, e incluso alguno insiste en que es ella la que debería estar en prisión por haberles denunciado falsamente. Pero a diferencia de hace unos meses, ahora ya hay quien se atreve a decir públicamente que La manada debería seguir en la cárcel.