Los Comités de Defensa de la República (CDR) mostraron ayer músculo en las autopistas catalanas en la operación de tráfico de Semana Santa. En un día en que los problemas más destacados en cuanto a circulación se registraron en la A-2, en la N-340 (20 kilómetros a la altura de Comarruga, también hacia Barcelona) y en la AP-7 a la altura de Vilafranca del Penedès, los CDR coparon el protagonismo con acciones en tres peajes de la AP-7 y marchas lentas que dificultaron el tráfico en otras vías. Hacia las cuatro de la tarde, un centenar de activistas levantaron las barreras del peaje de la AP-7 en La Roca del Vallés. Llegaron ataviados con chalecos reflectantes y capuchas, taparon las cámaras para impedir la identificación de los vehículos y luego invitaron a los conductores a pasar sin pagar. La concesionaria Abertis llamó a los Mossos d’Esquadra. La policía autonómica envió varias patrullas de tránsito al lugar pero los agentes no tuvieron que intervenir. Al cabo de una hora, más o menos, los activistas levantaron la protesta y el peaje volvió a funcionar con normalidad.

Acciones similares se registraron en los peajes de El Vendrell y L’Hospitalet de l’Infant. Además, el CDR de Ponent organizó una procesión de Semana Santa por la C-13 en el término municipal de Térmens. Causaron un kilómetro de retenciones en ambos sentidos y obligaron a desviar el tráfico por el interior del pueblo. Al mismo tiempo, en la N-240, entre Les Borges Blanques y Montblanc, el CDR local organizó una marcha lenta. La situación puede ser peor hoy, cuando tenga lugar el grueso de la operación retorno en Cataluña.