Psicólogos y psiquiatras alertan desde hace tiempo contra el aumento desbocado en España del consumo de antidepresivos y ansiolíticos. La difusión de dos recientes estudios ha disparado todas las alarmas y el Gobierno central parece haber puesto el acelerador. En los meses de junio o julio someterá a las comunidades autónomas un plan estratégico elaborado por un comité científico que, entre otras mejoras, prevé implantar la psicoterapia on line en los centros de salud, así como la atención de enfermeras preparadas para ello.

La última entrega de la encuesta bianual sobre alcohol y drogas del Ministerio de Sanidad reveló a inicios de marzo que en la última década se ha más que duplicado el número de consumidores de hipnosedantes (ansiolíticos, antidepresivos y somníferos). Si en el 2005 el 5,1% de los encuestados reconocían haberlos consumido en el último año, la cifra ha pasado al 12,2%, con un crecimiento sostenido año a año.

CONSUMO MÁS INTENSO El dato de la encuesta llegó solo dos meses después de que la Agencia Española del Medicamento advirtiera de que el consumo de antidepresivos había pasado de 26,5 dosis por cada 100.000 habitantes el año 2000 a 79,5 es decir, el triple. No solo hay más consumidores, sino que estos consumen mucho más.

Los expertos apenas difieren en el diagnóstico. A los efectos de la crisis económica con sus secuelas de paro, inseguridad laboral y dificultades para llegar a fin de mes, se añade un sistema sanitario público que abona la sobremedicación.

"Como no hay apenas psicólogos en la red de salud y los que hay tienen largas listas de espera, quien atiende estos casos son los médicos de familia que apenas disponen de cinco minutos para escuchar a cada paciente. Cuando aún estás contando el problema ya te extienden la receta", explica José Antonio Molina, psicólogo experto en adicciones y autor del libro SOS... Tengo una adicción.

Su percepción está perfectamente refrendada por la cifras. Entre el 25% y el 33% de las consultas de los centros de atención primaria corresponden a situaciones de "malestar psicológico", la gran mayoría de las cuales son insomnio, estrés, angustia, ansiedad y depresiones leves, "que pueden resolverse con herramientas de psicoterapia más que probadas". Los médicos de familia atienden ya más trastornos psicológicos que resfriados o dolores neurológicos.

Los pacientes toman, además, muy a menudo más dosis que las recetadas y también sigue habiendo un número importante de personas que consumen sin receta. "Mucha gente prefiere tomarse una pastilla. Es más barato y rápido, pero no sabe las consecuencias que puede tener", advierte Francisco Pascual, vicepresidente de Socidrogalcohol y médico de la Unidad de Conductas Adictivas del Hospital de Alcoy (Alicante).

Sobre todo las benzodiazepinas (comercializadas como lexatin, tranxilium, valium, noctamid, orfidal y tantos otros) son muy adictivas. Con el tiempo aumenta la tolerancia (cada vez hay que tomar más para lograr el mismo efecto) y el enganche. Sus síndromes de abstinencia pueden llegar a ser peores que los de un alcohólico y sus efectos secundarios incluyen la pérdida de memoria y la demencia prematura.

Ante esta problemática, el Gobierno encargó a Carlos Mur, exdirector del Hospital Psiquiátrico José Germain, de Leganés (Madrid), la coordinación de un comité científico integrado por 83 especialistas de todas las áreas y de todas las comunidades autónomas que han entregado recientemente la nueva Estrategia Nacional de Salud Mental. La propuesta más importante que contiene es la reestructuración a fondo de la atención primaria.

Esta se compondría de tres fases: una inicial, denominada de "observación expectante", en la que los pacientes serían atendidos por enfermeras preparadas al efecto en la que darían consejos sencillos como practicar ejer-