Un psiquiatra analizará la mente de Ana Julia Quezada. Fuentes del caso indicaron que la intención de la defensa de Quezada es que un experto realice próximamente un informe psiquiátrico sobre la mujer. Las mismas fuentes indicaron que Quezada se presentó ante el magistrado «destrozada» por lo ocurrido y confiaron en que un examen de su mente arroje algo más de luz sobre el terrible suceso.

Ese examen deberá repasar otros episodios oscuros del pasado de la mujer, que llegó a España con 19 años y cuya hija mayor falleció tras caer desde la ventana de un séptimo piso en Burgos, en marzo de 1996. La niña, Ridelca Josefina, tenía apenas cuatro años y hacía tres meses que había llegado para vivir con su madre y el hombre que la había retirado de un club de alterne. Aquel suceso fue archivado como una muerte accidental por la policía y el juez.

Quezada, que era la pareja del padre del niño desde hace un año y medio, mantuvo el martes ante el juez Rafael Soriano, encargado del caso, la misma versión sobre la muerte de Gabriel que dio a los investigadores. «No cayó en contradicciones y en esencia explicó lo mismo», comentaron fuentes del caso. La mujer declaró que la tarde del crimen, el 27 de febrero, y hacia las tres y media salió de la casa de la abuela del niño en Las Hortichuelas. Que se encontró a Gabriel jugando «con un palito» y le ofreció ir con ella en coche hasta la finca familiar de Rodalquilar.

Tras llegar a la finca, y siempre según su versión, tuvo lugar una discusión y el niño, de 8 años, cogió un hacha con el que llegó a atacarla. Quezada aseguró al juez que, tras un forcejeo, logró arrebatarle el hacha y acabó golpeando al crío en la cabeza con la parte roma del objeto. Gabriel cayó entonces inconsciente y ella, asustada, decidió matarlo. La Guardia Civil localizó ayer el hacha. El juez que tomó declaración a la sospechosa prorrogó su detención hasta hoy, para que vuelva a comparecer en el juzgado.