En Itagüí, un pequeño pueblo al noroeste de Medellín (Colombia), los vecinos se han puesto (o no se han quitado) el pijama y han sacado sus camas y hamacas a la calle para reivindicar su derecho al ocio y al descanso en el Día Mundial de la Pereza. Un particular festejo en el que se aprovecha para ensalzar la pereza como "una cualidad en lugar de un vicio", según el director de la Corporación Día Mundial de la Pereza, Juan Fernando Duque.

Como cada año desde 1985, los vecinos de Itagüí, por paradójico que parezca, gritan: "¡Por el derecho a la pereza, todos a trabajar!". En contraposición del 'negocio', es decir, la negación del ocio, estos colombianos reivindican su derecho a un 'ocio' digno. Y para ello, además de una simbólica oda al reposo, este pueblo decora ingeniosamente sus calles y se llena de actividades culturales, como recitales de poesía, campeonatos de ajedrez o desfiles de comparsas.

"Necesitamos hacerle una oda al descanso en esta vida moderna, loca y tecnológica", declara Duque sobre esta celebración, considerada Patrimonio Inmaterial de Itagüí. El Día Mundial de la Pereza nace como acto de protesta por los déficits que presentaba el municipio de Itagüí en cuanto a inversión pública para actos culturales, fiestas populares o festivales artísticos.