Un iceberg de unos 5.000 kilómetros cuadrados, considerado como uno de los diez más grandes registrados hasta ahora, está cerca de desprenderse de la Antártida, según análisis de científicos de la Universidad de Swansea (Gales, Reino Unido).

Se trata del denominado sector C de la barrera Larsen, una plataforma alargada de hielo ubicada en la costa oriental del polo sur y que ayuda a frenar el paso de las aguas glaciares. El pasado mes de diciembre se detectó que la grieta que separa este sector del resto de la barrera estaba aumentando rápidamente. Actualmente apenas unos 20 kilómetros de hielo mantienen el vínculo del sector C con el continente del polo sur. El Larsen C, de un espesor de 350 metros, está localizado a lo largo de la costa oriental de la península antártida y ayuda a frenar el flujo de los glaciares -ríos de hielo- que tiene detrás.

De acuerdo con los expertos, se trata de un pedazo de hielo cuya extensión equivaldría a una cuarta parte al territorio de Gales, por lo que su desprendimiento podría provocar otros en el futuro. Para acercar el símil, podría decirse que el tamaño del gigantesco bloque de hielo se acerca mucho a la dimensión total de la provincia de Girona.

Los investigadores han observado la grieta en el Larsen C durante muchos años, después del colapso del Larsen B, que se desintegró casi en su totalidad en 2002.

"Si este iceberg no se va en los próximos meses, estaré asombrado", dijo a la cadena británica BBC el profesor Adrian Luckman, de la Universidad de Swansea. Según explicó, los científicos pudieron observar el aumento de la grieta a través de imágenes de radar del satélite Esa Sentinel.

Luckman subrayó que se trata de un acontecimiento geográfico y no climático puesto que la grieta ha estado presente durante décadas. La preocupación de los científicos es la posibilidad de que, si se desprende el iceberg, los glaciares aceleren su movimiento hacia el mar, lo que tendría un impacto en el nivel de las aguas.

De acuerdo con estimaciones de los expertos, el nivel de las aguas globales -si el flujo de los ríos glaciares llegara al mar- podría terminar aumentando en unos diez centímetros.