Transformar la universidad española es una cuestión, prioritariamente, de dinero. Y una cuestión además urgente. La adaptación del sistema universitario al espacio europeo de educación superior es un pretexto, una oportunidad para lograr que el modelo universitario español esté, de una vez por todas, "adecuadamente financiado", y de paso pedirle una mayor rendición de cuentas y que preste un mejor servicio a la sociedad. Eso es lo que vino a decir ayer el presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), Ángel Gabilondo, poco antes de que se iniciase el encuentro que 350 rectores de la Asociación Europea de Universidades mantendrán en la Universidad de Barcelona (UB) hasta mañana para debatir sobre el futuro de las organizaciones que comandan.

LA SOCIEDAD Gabilondo, que se halla al frente de la Universidad Autónoma de Madrid, pidió que el nuevo Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero reactive de inmediato el debate sobre la financiación universitaria, una cuestión sobre la que, a su juicio, no solo han de pronunciarse rectores y políticos. "La sociedad debe decidir qué cantidad está dispuesta a poner a disposición de la educación superior", planteó.

Cuestiones como los precios de los títulos universitarios o la política de becas, escandalosamente deficitaria en comparación con los socios europeos, enlazan con la creación del espacio europeo de educación superior al que conduce el denominado proceso de Bolonia. Cuando sus detractores se pronuncian sobre la privatización o mercantilización que le aguarda a la universidad, como hicieron ayer una treintena de estudiantes que aprovecharon la reunión de los rectores en la UB para hacer oír sus protestas, se refieren precisamente a ello: a la falta de becas que permitan renunciar a trabajar y centrarse en el estudio, como exigirán en mayor medida las nuevas carreras universitarias adaptadas a Europa.

Ni Gabilondo ni el rector de la UB, Màrius Rubiralta, rehuyeron esa cuestión. El primero dijo que, cuando los rectores apuestan por el proceso de Bolonia, lo que hacen es defender que "los títulos universitarios valgan en el espacio abierto europeo y que los graduados puedan trabajar en distintos países", por ejemplo.

RECADOS "No llevamos recados de nadie", añadió, en referencia a la acusación de que el modelo sirve a intereses empresariales. "Queremos mejorar la empleabilidad de los graduados, hacer que los títulos sean compatibles, que haya un mayor intercambio de conocimientos en un espacio competitivo y que el saber se transfiera en mayor medida a la sociedad", dijo a modo de resumen.

Rubiralta, que se quejó de la actitud del grupo de estudiantes que irrumpieron en la universidad e impidieron que se pudiera acceder por la puerta principal al paraninfo donde se celebró la inauguración del encuentro, fue igual de taxativo. "Nadie debe quedar fuera de la universidad por sus condiciones sociales. Esa es una reclamación que hacemos al Gobierno", argumentó.

El presidente de los rectores europeos, Georg Winckler, salió en apoyo de las reivindicaciones de los rectores españoles subrayando que destinar más dinero a la universidad es una elección que en los países que se adopta conduce a mejorar la formación superior de sus ciudadanos.