Los cadáveres de los marineros que desaparecieron en el hundimiento de El Fairell, el pesquero de la Barceloneta que colisionó contra un mercante ruso el pasado lunes, llegaron ayer a tierra después de que, gracias a un complejo dispositivo, se hallaran junto al barco. El jueves se encontró el primer cuerpo, el del pescador marroquí de 33 años. Y ayer, de madrugada, se recuperó el segundo fallecido, un senegalés de 37 años.

Los dos cuerpos estaban junto al barco, hundido a una profundidad de 157 metros y a una distancia de 3 millas náuticas del puerto de Barcelona. Pero no estaban dentro del pecio, tal como sospechaban los equipos de emergencia, sino a pocos metros de este, sobre el fondo marino.

El dispositivo diseñado por Salvamento Marítimo consistió en desplazar un buque de 80 metros de eslora hasta el punto exacto del mar en el que se hundió El Fairell. Desde esta ubicación, se descendió un robot sumergible dotado con cámaras y dirigido por control remoto desde el buque. Este aparato rastreó el barco y sus alrededores hasta que aparecieron los dos cuerpos.

Como no estaban dentro del pecio, se optó por descender una cesta hasta el fondo, y fue el propio robot -dotado de pinzas- el que cargó ambos cadáveres en el receptáculo. Los cuerpos llegaron a tierra a bordo de una embarcación del GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) de la Guardia Civil. Allí se procedió al levantamiento del cadáver por el Equipo de la Policía Judicial de este cuerpo y por la comisión judicial.