Esa risa que el día antes esbozó el personal que atiende a Teresa Romero cuando la oyó bromear a través del interfono la trasladaron ayer los facultativos a los medios de comunicación en forma de parte médico optimista. Con todas las cautelas y la prudencia necesarias, pero abriendo la puerta a la esperanza. «Los médicos han apreciado por vez primera una leve mejora dentro de su estado clínico grave», comunicó el portavoz del comité científico de coordinación del ébola.

Todo un acontecimiento para unos partes que hasta ahora no salían del lacónico y preocupante «estable dentro de la gravedad». ¿A qué se refieren con mejoría clínica? El portavoz (ayer le tocó el turno al director del Instituto Carlos III) no pudo aclarar nada más porque las ruedas de prensa que convoca la Moncloa son cortadas en seco a la tercera pregunta por la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro. Es el estilo Rajoy. Si no es posible evitar las ruedas de prensa, hay que tratar de que sean lo más cortas posible.

SATURACIÓN DEL 100%

Fuentes sanitarias aclararon que la clave de la mejoría radica en sus pulmones. «Ya satura al 100%», contaban con alborozo. Fumadora empedernida, es el punto débil en el que se ha cebado el virus. Ayer explicaba la amiga que se ha erigido en portavoz, Teresa Mesa, que la animó a apuntarse a un curso para dejar de fumar y que ella lo logró pero Romero no.

La carga viral está bajando a pasos acelerados. Los últimos análisis la cifran en 5.000 réplicas de virus, una cantidad muy inferior a la de los peores momentos. Ayer pasó el rubicón de los 14 días de infección, los que estadísticamente marcan la frontera entre la vida y la muerte para los pacientes de ébola, según explicó en la puerta del Carlos III Fernando de la Calle, uno de los especialistas en medicina tropical que la cuidan. Una vez superada la línea de las dos semanas, empieza a bajar la carga viral y el peligro se centra en los órganos vitales que hayan podido quedar afectados, en este caso los pulmones.

EL LUJO DE ABURRIRSE

La enferma se muestra tan animada que ya se permite el lujo de aburrirse. Ella misma apaga su bomba de goteo y parlotea por el interfono todo lo que puede con los sanitarios que la vigilan noche y día. Hasta ahora no había sido capaz de mandar ni un mensaje a su marido, aislado en una habitación próxima. No tenía fuerzas, pero ayer les pidió que le transmitieran esta frase que ahora recuerdan con emoción: «Decídle a mi marido que le quiero con locura».

La auxiliar desconoce las envenenadas críticas que ha deslizado el consejero sobre ella. Nadie se ha atrevido ni a mencionarlo. El factor emocional es tan importante que su amiga Teresa Mesa sospecha que su estado empeoró cuando alguien le dijo que habían matado a su perro, Excálibur. «Las dos cosas coincidieron», apuntaba ayer en un programa de televisión. De apoyo emocional le han servido las estampitas de santos que reclama día sí día también a un médico paisano suyo y muy devoto. Tantas le ha proporcionado que tiene la mesita llena a rebosar.

Para los médicos que la atienden ,ella es un caso muy especial. «Al tratarse de una compañera de trabajo siempre te afecta más y se establece un contacto más personal», reconocía Fernando, al tiempo que recordaba cómo en una ocasión hasta llegó a apremiarlo para que se fuera de la habitación. «Venga, que ya llevas mucho rato», asegura que le dijo una vez.

SIN LUZ DIURNA POR LAS FOTOS

Lacalle lamenta que los medios de comunicación hayan publicado una foto de un primer plano de la enferma intubada cerca de la ventana. «Esto nos ha obligado a dejar la persiana bajada y no puede disfrutar de la luz del día», advierte.