La nota que recogieron dos agentes de la Policia Local de Tosa de Mar el lunes por la mañana contenía este mensaje en inglés: «I need help» (necesito ayuda). La entregaba un hombre que había trabajado en esta localidad de la Costa Brava durante el último verano. Los policías le preguntaron de dónde salía aquella nota. Él respondió que se la había dado a escondidas una mujer alemana, de 39 años, que compartía piso con él y con su compañero de piso.

La mujer, detalló el mensajero, vivía con ellos desde hacía algunos meses. Había sido su compañero de piso quien la trajo, un hombre de 50 años.

Lo cierto, admitió a los agentes, es que ella salía muy poco de la habitación y, a menudo, discutía en alemán con su compañero de piso.

Los policías se dirigieron en ese instante al domicilio en el que residían los tres implicados. Les abrió la puerta un hombre, que respondió que la mujer se encontraba en su habitación en ese instante.

Cuando los agentes le informaron de que querían hablar con ella, accedió. La autora de aquella nota de auxilio esquivó las preguntas de los policías. Pero cuando los dos policías se dieron la vuelta para salir del domicilio, ella logró reunir el valor necesario para pedir ayuda en presencia del hombre que se había convertido en su carcelero y en su violador. Los agentes la sacaron de allí. La mujer relató que había llegado a Tosa aquel verano buscando trabajo. Allí conoció a su captor, que le ofreció vivir con él y con su compañero de piso. Ella aceptó. El hombre empezó a controlarla y a mostrar un carácter cada vez más posesivo, hasta que le acabó prohibiendo pisar la calle. Le quitó todo el dinero, el teléfono móvil y la tablet. Según denunció la mujer, este hombre la violó en más de diez ocasiones durante los casi dos meses de secuestro. El supuesto violador fue detenido.