El suministro de agua está en riesgo en el 63% de las ciudades del mundo como consecuencia del cambio climático, lo que tiene un impacto negativo en la erradicación del hambre y en la mejora de la salud, de modo que para acabar con el hambre en el mundo en el 2030 serán necesarios 226.000 millones de euros al año, según el Consejo Mundial del Agua (WWC). Así concluyó la segunda Conferencia Internacional sobre el Agua y el Clima, celebrada el martes y el miércoles en Marsella (Francia) por el WWC y donde se advirtió que el hambre ha aumentado por primera vez en el mundo en décadas y que en ese contexto el agua jugará un papel «cada vez más importante» en el futuro del desarrollo y la geopolítica.

La cita, que contó con el apoyo de la Presidencia de la COP23, reunió a 150 expertos en clima y agua, así como a los ministros de Medio Ambiente de varios países, entre los que no figuró España, para «esbozar el camino a seguir y generar conciencia global sobre asuntos críticos relacionados con el agua» como preludio a la COP23 de noviembre en Bonn y al Foro Mundial del Agua de Brasilia de marzo del 2018. El lema era #ClimateIsWater (Clima es agua).

En la conferencia se destacó la importancia del agua como elemento central del desarrollo humano por encima de otros factores y cómo esta se sitúa en el corazón del impacto del cambio climático. En este marco, se puso énfasis en los Objetivos de Desarrollo Sostenible 11 y 2, es decir los de Ciudades y comunidades sostenibles y Acabar con el hambre, alcanzar la seguridad alimentaria y una adecuada nutrición, promover la agricultura sostenible.

Los expertos expusieron que en el 2030 serán necesarios entre 97.000 y 254.000 millones de euros, más otros 17.400 millones para erradicar el hambre, o la financiación en la agenda de los líderes políticos para retos como construir ciudades sostenibles resistentes al cambio climático.

Así, se recordó que en la COP22, celebrada en Marraquech (Marruecos) en el 2016, se comprometieron 100.000 millones de euros anuales para el 2020 para luchar contra el cambio climático y reducir las emisiones, pero a consecuencia de determinados conflictos y otras circunstancias el hambre ha escalado por primera vez en décadas.

Escenario difícil

En este contexto, se prevé que en el 2030 haya un déficit global de agua si se mantienen las condiciones actuales. Los participantes también advirtieron de que en ese marco el aumento de la demanda originará un aumento del riesgo de conflictos localizados y llevará a un escenario en el que se hará más difícil la toma de decisiones para distribuir los recursos.

La última sesión de la conferencia sirvió para poner en marcha la Iniciativa Agua para África, «una oportunidad histórica» para centrar la atención de la comunidad internacional sobre la necesidad de ayudar a los países en desarrollo en su adaptación al cambio climático, especialmente en regiones como África, Asia y América Latina.

«Sin agua no seríamos más que un planeta desierto y sin vida. La verdad fundamental del agua y su conexión con toda forma de vida es que una gestión imprudente se está convirtiendo en un obstáculo en la lucha contra el cambio climático. Y combatir este cambio climático es un prerrequisito para la paz», manifestó la presidenta de la COP23, Sharma-Khushal.