La pensión que con frecuencia hay que pagar a la expareja en el momento de divorciarse ya no deberá permitir que pueda mantener el mismo «nivel de vida» que durante el matrimonio, sino solo asegurar su «autosuficiencia económica». Lo ha establecido el Supremo italiano en una sentencia que los abogados consideran «revolucionaria» porque entienden que sentará jurisprudencia. Hasta ahora los tribunales no tomaban en consideración la situación económica personal de la pareja que «sufría» el divorcio, sino el nivel de vida que tenía en el matrimonio.

La nueva normativa afectará mayormente a las parejas ricas que se divorcien sin pacto prematrimonial. «Los divorcios de parejas con rentas medias y bajas no quedarán afectadas, porque si ambos cónyuges trabajan ya actualmente la expareja no recibía la manutención», contesta el abogado Gian Ettore Gassani, presidente de los letrados matrimonialistas del país. La sentencia no afecta a la tutela económica de los hijos, tanto por lo que se refiere a la vivienda como a la educación.

Para determinar la «autosuficiencia económica» de la pareja el Supremo ha utilizado algunos criterios, como la disponibilidad de rentas, la capacidad o posibilidad de que la pareja pueda trabajar y la «estable» disponibilidad de una vivienda.

Las asociaciones familiares italianas ven negativamente la sentencia, aduciendo que en los casos de «familias de la media y pequeña burguesía, el cónyuge más débil, por ejemplo una mujer que haya dedicado su vida a la familia, puede encontrarse en una situación de pobreza».

La expareja más famosa que ahora podría presentar recurso contra la sentencia emitida en su día es el exprimer ministro Silvio Berlusconi, condenado a ingresar tres millones mensuales a la exesposa, Veronica Lario, rebajados en apelación a 1,4 millones.