A Terele Pávez la recuerdo muy bien en sus visitas al Festival de Sitges en los años 90. A mediados de esa década por 'El día de la bestia' (Álex de la Iglesia, 1995) y, posteriormente, aunque la memoria me puede fallar, gracias a '99.9', hace ahora 20 años, cuando Agustí Villaronga presentó su película en la edición de 1997. Por cierto, dos personajes rudos bastante conectados en la filmografía de la actriz vasca. Desde entonces no había vuelto a coincidir con ella… hasta la llegada de 'Herederos de la bestia', el documental de David Pizarro y mío sobre los 20 años de 'El día de la bestia'.

Recuerdo cuando, al inicio del 2015, hablé por primera vez con Terele acerca del documental. Sin duda, era una pieza imprescindible para articular 'Herederos de la bestia' debido a su enorme interpretación en la primera película en la que trabajaba a las órdenes de De la Iglesia; luego vendrían muchas más, ya que los dos bilbaínos conectaron a la perfección en el 'cosmos De la Iglesia', un universo particular donde Álex & Terele comulgaron de forma inmejorable a lo largo de 22 años. ¡Qué tándem!

En ese primer contacto me explicó que ya estaba enfrascada en una primera fase de 'Mi gran noche' (2015), también del realizador vasco, pero me prometió que haría todo lo posible por estar en nuestra película, ya que adoraba a Álex, por encima de todo, y a 'El día de la bestia', cinta sumamente trascendental en su carrera junto a 'Los santos inocentes' (Mario Camus, 1984).

Meses después, y ya en pleno rodaje de 'Mi gran noche', nos veíamos con Terele en un céntrico hotel de Madrid para grabar su aportación al documental. Una tarde inolvidable repleta de risas y anécdotas, donde derrochó muchísimo amor hacia su profesión y compañeros. ¡Enorme, la Pávez!

Nos ha dejado una inigualable actriz, cariñosa, de carácter, de aspecto campestre, que trabajó al lado de los grandes: Franco, Olea, Camus...

Finalmente llegaría el estreno de 'Herederos de la bestia' en Sitges-2016, donde la invitamos a la 'première'. Ella aceptó encantada. Y desde el certamen le entregamos el merecidísimo Premi Nosferatu por su trabajo en el campo de la interpretación durante seis décadas, que se dice rápido.

A su preestreno en Madrid, al inicio del mes de mayo de este año, Terele no pudo asistir: se encontraba en la República Dominicana rodando una nueva película. ¿Por qué parar de trabajar con esa vitalidad y un físico de roble? Y el viernes, cuando me enteraba de su fallecimiento mientras pasaba unos días fuera de Barcelona, me quedé clavado, tal como le expliqué a su hijo Carolo en mi pésame.

A la edad de 78 años se marcha una de las grandes de nuestro cine, un torbellino de mujer, inigualable actriz, cariñosa, de carácter, de aspecto campestre, que trabajó al lado de los grandes, Jesús Franco, Álex de la Iglesia, Pedro Olea, Mario Camus o Vicente Aranda, y que nos deja para la posteridad un sinfín de papeles en cintas que siempre estarán en nuestro recuerdo. ¡Grande Terele! Descansa en paz.