Tenía sólo 13 años y se llamaba Lucía. Había denunciado ante diferentes autoridades educativas que sufría acoso escolar y este pasado martes su madre la encontró ahorcada en su cuarto en una pedanía de la ciudad de Murcia. El caso está en manos del Grupo de Menores de la Policía Nacional, que no tenía ninguna denuncia previa y que ahora tomará declaración tanto a los familiares como a los profesores, compañeros y excompañeros de la fallecida para tratar de averiguar si detrás de este suicidio estaba la persecución que denunció.

La adolescente era la hija única de una familia que vive en Aljucer y fue incinerada ayer en el tanatorio Arco Iris, a mitad de camino entre el domicilio familiar y el instituto Ingeniero Juan de la Cierva de la vecina pedanía de Patiño, al sur de la ciudad. La menor decidió recientemente, junto a sus padres, pedir el traslado de ese centro al entender que sufría acoso por parte de algunos de sus compañeros.

«Gorda y fea»

Unas prácticas que, según asegura el diario La Opinión, se habían iniciado años antes en otro colegio. Al ser el Juan de la Cierva el instituto asignado para los centros de esa zona, volvió a coincidir con varios alumnos pese al cambio de ciclo. Las declaraciones de algunos de sus allegados confirman que la chica se sentía acomplejada porque compañeros del anterior instituto la llamaban «gorda y fea».

Fuentes de la Consejería de Educación confirmaron que el pasado mes de mayo la familia solicitó el cambio de centro y que ahora estudiaba en un instituto del centro de Murcia, el Licenciado Francisco Cascales, en el que al parecer ya no tenía problemas. Entre las diligencias policiales existe una carta de despedida que escribió la joven unas semanas antes de suicidarse. La misiva fue encontrada por una limpiadora, que se la entregó al director del centro y éste la trasladó a los padres de Lucía. A pesar del aviso, nadie consiguió evitar su muerte.

Desde el departamento de Educación insisten en que «el protocolo se activó, se investigó y se tomaron decisiones en colaboración con la familia». Además, precisan que profesores y alumnos «estaban implicados en apoyar y hacer un seguimiento de la chica, siempre contando con la colaboración y consideraciones de la familia».

Lo que se activó ayer es el llamado plan de duelo para comunicar el suceso a sus compañeros. Tras lamentar «enormemente» el fallecimiento de la joven, la consejería se ha puesto a disposición de la policía y ha ofrecido su «máxima colaboración» en la investigación. «Ellos y la justicia son los encargados de determinar lo que ha pasado», recuerdan.

Se trata del segundo caso parecido en Murcia en menos de un mes, aunque en el anterior no hubo que lamentar ningún fallecimiento. Hace unas semanas, un adolescente anunció su deseo de suicidarse por el acoso que sufría por parte de algunos de sus compañeros de un instituto de la capital por su condición de homosexual. El caso está en la fiscalía de menores.

El pasado mes de febrero, la ONG Save The Children lanzó la campaña Yo a eso no juego, que incluía un estudio sobre una macroencuesta a más de 20.000 jóvenes respecto a la situación del acoso escolar por comunidades autónomas y Murcia era la que más casos registraba. El 11% de los encuestados reconocía haber sufrido ocasionalmente alguna situación de acoso.