Al menos 19 personas perdieron la vida ayer en Guatemala y El Salvador, 24 desaparecieron y decenas de miles tuvieron que ser evacuadas, en medio de los aludes de barro e inundaciones provocados por la tormenta tropical Agatha, la primera de una temporada de huracanes que este año amenaza con ser especialmente severa. Agatha se degradó anoche a depresión tropical al chocar con las montañas del oeste de Guatemala, pero sus aguaceros seguían siendo temibles y afectaban también al estado mexicano de Chiapas.

Las autoridades de los países centroamericanos y el sur de México habilitaron a toda prisa centenares de refugios. Las lluvias de Agatha van a prolongarse varios días, y ya se escuchó la frase que resume el efecto de estos fenómenos, tanto más temibles por sus aguas que por sus vientos: "Llovió en un día lo que había tenido que llover en un mes. Le pido a Dios que no siga lloviendo porque si no va a ser un gran desastre". Lo decía un meteorólogo guatemalteco, César George.

Guatemala no se había repuesto todavía de la erupción del volcán Pacaya cuando la primera tormenta tropical vino a descargar la noche del sábado las aguas recogidas sobre el Pacífico.

La ceniza volcánica aun cubría calles, carreteras y pistas de un aeropuerto internacional que iba a seguir cerrado. El presidente, Álvaro Colom, reiteró la recomendación de que nadie saliera de su casa. Pero las primeras víctimas fueron dos niños y dos adultos, cuya casa fue aplastada por un alud de rocas y lodo.

Los sucesivos informes de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) fueron similares: cuatro niños muertos por un corrimiento de tierras en una aldea, cuatro adultos en una barriada de la capital. El último informe oficial hablaba de 13 personas fallecidas, 22 desaparecidas, 8.000 afectadas, 5.000 damnificadas y más de 60.000 evacuadas, así como 3.500 viviendas dañadas. En un barrio de la ciudad de Guatemala, la tierra casi se tragó un edificio de tres pisos, sin causar víctimas.

Pero el número de muertos podía ser mucho mayor, a juzgar por las llamadas telefónicas a las emisoras de radio locales y los mensajes de las redes sociales de internet, que daban cuenta de casas hundidas y más víctimas en otros lugares. Colom reconoció anoche estar aún en la "fase de evaluación" y no tener ni noticias de las pequeñas poblaciones pesqueras de la costa, que seguían "aisladas por mar, tierra y aire" tras recibir el embate de Agatha.

Las fuertes lluvias provocadas por la tormenta tropical se cobraron también la vida de al menos seis personas en distintos puntos del vecino El Salvador, donde el presidente, Mauricio Funes, decretó la alerta roja.