Las empresas farmacéuticas que tienen una posición dominante no pueden desatender los pedidos "normales" que hagan los mayoristas, incluso si son para exportaciones paralelas, según sentenció hoy el Tribunal de Justicia de la UE.

Sin embargo, esa misma empresa sí podría oponerse, "en una medida razonable y proporcionada", a la amenaza que puede constituir para sus propios intereses comerciales la actividad de la compañía mayorista.

Así ha respondido la Corte europea a las cuestiones prejudiciales planteadas por un tribunal de apelación griego en relación al caso de la farmacéutica griega GlaxoSmithKline AEVE (GSK AEVE).

Varias distribuidoras mayoristas habían pedido a la Comisión de Defensa de la Competencia griega que declarase que el comportamiento de la farmacéutica "constituía un abuso de posición dominante".

Lo que había hecho GSK AEVE fue dejar de servir los pedidos a los mayoristas, alegando escasez de medicamentos en el mercado griego, y comenzar a distribuirlos por sí misma.

Pasado un año, GSK AEVE decidió volver a servir productos a los mayoristas, pero en cantidades limitadas y, tras la intervención de la comisión de competencia, aceptó suministrar "cantidades de medicamentos que equivalieran al consumo nacional, aumentadas en un 18%".

Cuando el proceso estuvo más avanzado y ante las incesantes quejas de los mayoristas, la comisión obligó a la farmacéutica a suministrar los productos al menos hasta que se adoptase una decisión judicial definitiva sobre el asunto, que acabó en el Tribunal de Luxemburgo.

Para esta corte resulta claro, de entrada, que una empresa que ocupa una posición dominante e intenta evitar toda exportación paralela "neutraliza las ventajas de una competencia eficaz que esas exportaciones ofrecen a los consumidores finales".

Ahora bien, la negativa de una compañía a vender a mayoristas que realizan exportaciones paralelas puede ser "razonable y proporcionada" si estas exportaciones suponen una amenaza para sus "intereses comerciales legítimos", señaló la sentencia.

A partir de esta interpretación, el tribunal de apelación griego deberá decidir si los pedidos de las empresas mayoristas tenían un "carácter anormal" y, por tanto, el corte de suministro estaba justificado.