El objetivo era consensuar medidas pero volvió a evidenciarse que cada país miembro de la Unión Europea (UE) va por su lado, sobre todo, como comentó una fuente de la Comisión Europea, cuando "cunde el pánico". Los ministros de Sanidad de la UE, reunidos ayer en Bruselas para trazar estrategias contra la expansión del ébola, llegaron a acuerdos de mínimos, más allá de las ideas puestas sobre la mesa en las que ahora tienen que trabajar los técnicos.

Hubo acuerdo sobre el refuerzo de los controles de salidas en los aeropuertos africanos de Sierra Leona, Guinea y Liberia, los países más afectados por la epidemia, y también en que se repartirán folletos entre los pasajeros procedentes de estos países con la información esencial sobre la enfermedad y sobre dónde dirigirse en el preciso momento en que presenten síntomas cuando pisen suelo europeo para no perder ni un minuto. Hasta aquí las medidas concretas.

Los estados están también de acuerdo en la intención de compartir información entre los 28 países miembros sobre los pasajeros procedentes de África que aterricen en suelo europeo. Pero no concretaron qué datos recopilar y cómo.

DISTINTAS FÓRMULAS Pese a que se puso sobre la mesa la posibilidad de elaborar un cuestionario común para que los pasajeros dejaran su contacto y detallaran dónde iban a estar durante 21 días, no se cerró ningún acuerdo dado lo controvertido de esta medida. Fuentes de la Comisión explicaron que los técnicos trabajan en fórmulas para recabar información y compartirla.

Sin embargo, la ministra de Sanidad española, Ana Mato, al salir de la reunión, dio por hecho que se había alcanzado un consenso en este sentido en lo que constituye otro tropiezo en la retahíla que acumula en su gestión de la crisis.

Quedó descartada la decisión común de establecer controles de temperatura de los pasajeros en los aeropuertos de llegada. El Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades concluyó a principios de semana que los resultados que arroja este tipo de control son escasos y que los costes altos. Reino Unido ya ha establecido este tipo de control en sus aeropuertos y Francia tiene previsto empezar mañana en el Charles de Gaulle de París. España, afirmó la ministra Ana Mato, está estudiando la posibilidad. Por su parte, el comisario comunitario de Sanidad, Tonio Borg, aseguró que "el riesgo de que los casos se extiendan en la UE es extremadamente bajo", insistió.