Austria ha sido durante los últimos años uno de los pocos países europeos donde aún se permite fumar en bares y restaurantes. Todo eso debía terminar el próximo 1 de mayo, fecha en la que se estipuló que entraría en vigor una ley antitabaco a imagen y semejanza de la que se aplica en otras naciones. Sin embargo, el nuevo Gobierno ha decidido frenar la prohibición y permitir que se siga fumando en establecimientos cerrados, una decisión controvertida.

La reversión de la ley que socialdemócratas (SPÖ) y conservadores (ÖVP) aprobaron en el 2005 cuando gobernaban juntos era uno de los puntos que el ultraderechista Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) marcó para entrar en el nuevo ejecutivo. Ahora, casi cuatro meses después de que el gabinete liderado por el joven Sebastian Kurz se pusiese en marcha, los nacionalistas han presionado para que esa ley nunca se active y para que se mantenga una habitación para fumadores en esos establecimientos.

Curiosamente, la ministra de Sanidad austriaca, la ultraderechista Beate Hartinger-Klein, se ha sumado a criticar la ley que prohíbe fumar en los bares y ha negado que pueda existir una relación entre tales medidas y una reducción de la población fumadora. La oposición a la entrada en vigor de la prohibición del tabaco se ha vendido desde el FPÖ bajo la carta de la libertad individual, cargando contra lo que llaman «talibanes de la nicotina» o «fetichistas de la salud». «¡Libertad de decisión para todo el mundo!», exclamó el líder ultra y vicecanciller Heinz-Christian Strache, fumador empedernido.

Para los conservadores su cambio de posición es más difícil de argumentar, pues ellos mismos firmaron la ley que ahora pretenden frenar. A pesar de que se ve como una concesión a su socio de coalición, durante las negociaciones miembros del ÖVP ya criticaron a Kurz por ello. Figuras relevantes del partido han firmado una petición de la Asociación Médica de Ayuda contra el Cáncer en contra del tabaco que ha recibido 400.000 firmas.

Como respuesta, hasta 16.524 personas han apoyado una contrapetición digital para que bares y restaurantes puedan elegir su modelo sin aplicar la prohibición y que también han apoyado sectores gastronómicos y comerciales del país. «Queremos preservar la posibilidad de una coexistencia pacífica entre fumadores y no fumadores», aseguró Heinz Pollischansky, responsable de la medida. Austria se ha convertido en el tercer país más fumador de la Unión Europea, con un ratio del 30%.

Por primera vez desde la oposición en años, el SPÖ ha considerado que el intento del nuevo gobierno es una «vergüenza».

Pero a pesar de las quejas, se espera que el bloqueo del nuevo Gobierno se hará efectivo y Austria seguirá fumando.