Un estudio realizado por la prestigiosa Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) alerta sobre los graves riesgos para la salud que implican las ondas electromagnéticas de los teléfonos móviles, de las redes de comunicación informática sin hilos (wi-fi), de las antenas para móviles y de los radares policiales.

El investigador Dirk Adang ha demostrado que la exposición de varios grupos de ratas a las ondas electromagnéticas de los móviles durante dos horas diarias a lo largo de 18 meses duplicó su tasa de mortalidad respecto a un grupo que no recibió ninguna radiación. Ese periodo de 18 meses equivaldría en el ser humano a un uso diario de dos horas del móvil durante 60 años.

MISMO MATERIAL GENÉTICO Las ratas son mamíferos y comparten el mismo material genético que el hombre en un 90%, por lo que el perjuicio causado a la salud de esos animales por la exposición a las ondas sugiere que los móviles pueden ser también dañinos para los seres humanos.

La exposición a las ondas de los teléfonos móviles originó de inmediato un importante aumento de los monocitos (un tipo de glóbulos blancos) en los pequeños roedores y confirmó las sospechas existentes de que esas ondas generan una reacción defensiva del sistema inmunológico similar a una agresión exterior, según revela el estudio.

SITUACIÓN DE ESTRÉS PERMANENTE Después de 11 meses de exposición a las ondas, se detectó asimismo un incremento del 30% de otros tipos de glóbulos blancos (leucocitos y neutrófilos, también denominados micrófagos), lo que parece indicar que esas ondas colocan al sistema inmunológico en una situación de estrés permanente.

El experimento, iniciado en el 2002, reveló además que la exposición a largo plazo a las ondas electromagnéticas causa graves daños a la memoria. Un grupo de ratas expuesto durante dos horas cada día a las ondas a lo largo de 15 meses sufrió una pérdida de memoria evidente, mientras que otro grupo expuesto durante apenas dos meses a esas ondas y solo durante cinco días a la semana conservó intacta su facultad de recordar.

INFORMACIÓN EN INTERNET El profesor André Vander Vost, promotor de la investigación de Adang, considera que los gobiernos permiten que las antenas de repetición y los teléfonos móviles tengan una potencia excesiva y potencialmente perjudicial para la salud, cuando debería ser de tres voltios por metro como máximo. Numerosos expertos defienden incluso unas ondas de 0,6 voltios por metro como máximo. El Centro de Investigación e Información Independiente sobre las ondas electromagnéticas (www.criirem.org) y la Organización Next-Up (www.next- up.org) aportan abundante información sobre los riesgos del móvil.

La Organización Mundial de la Salud recomienda esperar hasta el 2015 para evaluar el impacto de las ondas sobre el hombre dado que el teléfono móvil despegó en 1998, recuerda el investigador belga.