Es la primera vez que hablan. Víctor Bayona y Bakari Samyang son los dos guardias urbanos de Barcelona a los que en el documental 'Ciutat Morta' se les imputa haber acusado falsamente y mediante la tortura a los jóvenes que fueron condenados por haber dejado en coma a un agente de la policía municipal el 4 de febrero del 2006 durante el desalojo en la de una casa okupa en la calle Sant Pere Més Baix (Ciutat Vella). Los dos policías, que fueron encarcelados e inhabilitados por otro caso, han denunciado este lunes el “montaje”, el “escarnio” y el “linchamiento” al que fueron sometidos por el movimiento antisistema y la utilización de algunos políticos que, a su entender, utilizaron el asunto “para su partida de ajedrez”. Ahora, tanto el PP como el PSC han reclamado a la alcaldesa Ada Colau que pida disculpas a la Guardia Urbana y se le retire al documental el Premi Ciutat de Barcelona.

Cuando el documental 'Ciutat Morta' se estrenó y se emitió en el 2015 por TV-3 causó un gran revuelo. Hasta el Ayuntamiento de Barcelona envió una copia a la fiscalía para que se reabriera la investigación judicial por el suceso de la calle Sant Pere Méx Baix. Pero eso nunca ocurrió. Y las denuncias presentadas por presuntos malos tratos por los condenados contra los guardias urbanos que les detuvieron ese día fueron archivadas. Ahora, dos años después, la película ha vuelto a estar en primera línea. Y es que uno de sus protagonistas Rodrígo Lanza, que estuvo en la cárcel en el 2016 para cumplir la condena impuesta por haber lanzado la piedra que hirió al policía local, fue detenido en Zaragoza por la muerte de Víctor Lainez, que portaba unos tirantes con los colores de la bandera española.

CÁRCEL E INDULTO

“Los que hicieron un montaje son ellos”, aseguran Victor y Bakari, en referencia al movimiento okupa y a la familia de los detenidos, sobre todo la de Rodrigo Lanza. Los dos guardias urbanos fueron condenados en el 2011 a dos años y tres meses de prisión e inhabilitación por torturas graves a un joven de Trinitat y Tobago, hijo de un diplomático de este país, tras una pelea en la discoteca. En el 2015, y tras la confirmación de su sentencia, ingresaron en la cárcel, donde permanecieron un año. Fue allí, en la celda, como vieron el documental en el que ellos aparecían. “No valía la pena hablar entonces. Estabamos en la cárcel por torturas. Quién nos iba a creer”, dicen. No lo hicieron, pero este miércoles se sentaron ante los periodistas.

“Nos condenaron injustamente, fuimos a la cárcel y aprovecharon la situación para implicarnos en el 4-F (así se conocen los hechos de la calle Sant Pere Mes Baix)”, inciden los urbanos, que están a la espera de que se resuelva su petición de indulto. Relatan que en la prisión tuvieron que admitir las torturas al joven de Trinidad y Tobago para que les dejaran salir del centro penitenciario.

Un dato relevante de toda esta historia es que Bakari fue uno de los guardias urbanos que en el juicio reconocieron a Rodrigo Lanza como la persona que lanzó la piedra que hirió al agente y que le dejó tetrapléjico. “Yo estaba al lado de mi compañero. Y podía haber sido yo. Era mi amigo”, recuerda. Tanto él como Víctor apuntan que la CUP tiró después contra ellos, ya que en el 2015 llevaron al Parlament los hechos de 'Ciutat Morta'. Tampoco entienden como el Ayuntamiento de Barcelona pudo premiar el documental.